domingo, 1 de julio de 2012
Tilde's Two Cents: Miedo...mucho miedo.
Tilde's Two Cents: Miedo...mucho miedo.: Viendo las reacciones de algunos a los comentarios en las redes sociales ante la tragedia del jóven Steffano, he descubier...
Miedo...mucho miedo.
Viendo las reacciones de algunos a los comentarios en las
redes sociales ante la tragedia del jóven Steffano, he descubierto que la
polaridad entre las clases sociales no se limita a los residenciales vs las
urbanizaciones cerradas, ante la diferencia del que conduce una “carcachita” vs
el que guia “wheels de lujo”…
Al abrirse la sociedad tan reciente como hace 2 décadas, recibimos en nuestras casas, nuestros corazones, personas que comparten nuestro
ámbito profesional, incluso social. Tenemos intereses en común, hasta viajamos
juntos, es más, compartimos ideales.
Pero cuando menos te lo esperas, te sale el ratón de la
malla.
Lo que algunos vemos como expresiones de luto normal, una
esquela, unas declaraciones en los medios, comentarios en muros, tweets, etc.
de pronto quien menos te imaginas abofetea mediante un comentario o varios,
donde se critica o mejor dicho se desprecia con crueldad las expresiones de
dolor y deseo de justicia de muchos.
¿Me pregunté como era posible que personas que comparten tu
vida, que están dentro del círculo más íntimo tuyo son capaces de expresar
desprecio, hasta rabia por algo que una entiende es normal? ¿Por qué yo tengo
que ser llamada vana o tonta y él ser dueño de la verdad?
Me rajé la cabeza tratando de entender y de explicar tanta
dureza, tanto desprecio verbal. Incluso, detecté envidia, rabia. Hasta lo hablé
con otras amistades buscando luz, tratando de entender.
Descubrí que la polarización de esta sociedad no se limita
al del residencial vs los que habitan en vecindarios llamados más afortunados.
Existe una envidia, una rabia latente y escondida que sale a relucir cuando menos la esperas, de
quien menos imaginas, de manera sorprendente. El enemigo no está afuera, está adentro.
Escribe hoy un periodista pidiendo comprensión entre
asesinos y el resto de los mortales. Ayer descubrí que la violencia no
necesariamente estriba en las armas de fuego… la violencia y el odio dicen
presente a través de las palabras.
Esto me ha impactado tanto o más que las balas que acaban a
diario con vidas, con nuestra paz. El odio y la envidia no se limita al
caserío. Está por todos lados. Y, ¿que marcha conscientiza sobre esto? Dios nos
coja confesáos. Me da miedo, mucho miedo.
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