jueves, 30 de diciembre de 2010

Para mis amigos. Antes que lleguen las 12.

Llevaba tiempo pensando que regalarles para el 2011. Difícil ser específico sin olvidar a ninguno.

En fin, creo lo mejor es ir a mi boutique y escoger lo que prefieres de la propuesta. Lo cargas a mi amistad. Requisito, ¡no ser egoísta y dejar algo para los demás!

He aquí el listado. Escoge lo que más te guste -

  • ·      Viuda sin límites para celebrar los triunfos y logros que nunca terminan.
  • ·      Pasaje First Class para cuando quieras salir corriendo. Round trip o one-way.
  • ·      Video Conference Residencial para chismear virtual los Oscars, Miss Universe, Grammys.
  • ·      Address Book “preñao” de candidatos (a) para emparejar amistades solteras.
  • ·      Baúl de Buenos Recuerdos si quieres volver al pasado.
  • ·      Bola de Cristal Baccarat garantizando el futuro que quieres.
  • ·      La colección completa de las Birkin de Hermés.
  • ·      Fashion Week en NY, Milán y París con tus mejores amigas, Anna Wintour y Anna Dello Russo.
  • ·      Invitación a la boda de tu sobrino Prince William.
  • ·      Recobrar el look de tu mejor momento.
  • ·      El primer puesto en la lista de Forbes de los más ricos e influyentes.
  • ·      La fuente de la juventud de jacuzzi en tu patio.
  • ·      Tarjeta de Garantía para la felicidad de tus hijos.
  • ·      Una vida color de rosa.
  • ·      Tu alma gemela de pareja.
  •        Ser portada de Time Magazine.


 Si faltó algo, me dejas saber. Tenemos tiempo antes de las 12 campanadas del 31.

Para lo trivial, siempre tienes Master Card, Visa o American Express.














miércoles, 29 de diciembre de 2010

Historias del corazón partío. Bien lo dijo Alejandro.


En estos días me llamaba una querida amiga. Contaba en detalle el más reciente episodio de su historia de amor equivocada. ¡Nada sorprendente!

La de ella, como todas las de amor, tuvo sus inicios en la ilusión, la entrega, el agradecimiento a los astros por una nueva oportunidad.

Los corazones rotos o anestesiados siempre vuelven a latir con intensidad cuando los dioses desde el Olimpo deciden sonreirles. Me gusta pensar que sucede cuando menos lo esperas, cuando no lo buscas. Es cuando te toca. ¡Asumo tengo algo de griega en mí porque creo en la bondad de ellos!

Volvamos a la historia del momento. Mi amiga había iniciado su romance por todo lo alto. El hombre en cuestión, aunque lejos de perfecto como todo mortal, prometía. Era amable, más o menos guapo al estilo criollo, y sobretodo, gustaba de salir. Amén del lastre de hijos, pero bueno, la perfección no existe.

El romance tuvo fast track y fui de la opinión valía la pena darse la oportunidad. Mi amiga merecía un “chance to love”. Todo andaba de maravilla, se trabajaba con las limitaciones – económicas y emocionales – con la madurez que solo dan los años. La situación de pareja prometía.

Simultáneamente, un amigo vivía con ilusión también un romance. Aquí su pareja era jóven, sin hijos pero con la inexperiencia de la juventud. Era una historia diferente pero igual. Ambos se daban una nueva oportunidad. Yo, en apoyo total porque no podemos dejar el cinismo nos domine.

Los meses pasaban y ambas historias acumulaban capítulos. Unos de lucha cotidiana que daban los toques de realidad, otros a consecuencia de lo que cada cual arrastra. La vida me enseñaba que te podía dar su mejor sorpresa a pesar de como adultos, nuestro corazón algo maltrecho carece de fe en Cupido.

Sin ton ni son recibí la llamada que no esperaba. La historia de amor de mi amiga terminaba con una traición a consecuencia de la cobardía de un hombre. Las lágrimas de mujer despechada no permitían mi mensaje de consuelo calara. Era mejor callar, dar silencio, escuchar y repartir Kleenex. Para eso estamos las amigas.

Una vez más quedaba demostrado las mujeres, al momento de trabajar los problemas,  tenemos mayor fuerza interior. El individuo no podía con reclamos de hijos, presiones económicas y peor, aceptar el apoyo y ayuda de una mujer exitosa. Su hombría era de enano, el dolor de ella de gigante.

Casi simúltaneamente, Facebook me anunciaba el final de Norma del romance de mi otro amigo. Aquí, él se culpaba por su incapacidad al momento de bregar con la inmadurez de su pareja. La otra parte carecía de amor suficiente que suena mucho mejor que “el que se acuesta con niños, amanece meao”.

¡Qué clase de double whammy! Ambos recibieron el único consejo que pude darles  – “No te flageles, pasa la página “again”, y llámalo más experiencia”.

Y ¿cúal es la alternativa? ¿Claudicar? No. Definitivamente, perder la fe en la vida de pareja nunca debe ser la alternativa. Hay que aprender a ser como la Liz Taylor.

Sabemos somos imperfectos, pero cada cual brega con su cruz según mejor entiende. Porque aquellos que publican que viven un Nirvana o su Shangrilá queda claro son mentirosos.

Los que piensan que porque vives por años con la misma pareja la cama es un lecho de rosas, bien equivocaditos. O pregúntales. También tienen sus altos y por supuesto, bastantes bajos. En el amor la perfección no existe, excepto de vez en cuando en Fine Arts Cinema.

Ante la inminente llegada de un nuevo año, nos queda esperar a quien escogerán los dioses del Olimpo para regalarles una nueva ilusión.  O contra quien truenan con toda su ira y dejan en trizas su corazón.

Una vez más llenaré mi tanque emocional con fe y esperanza para con Viuda celebrar los romances que regale el 2011. Aprovecharé también los especiales en Walgreens, de curitas y Kleenex, para cuando me toque sanar heridas y secar lágrimas.

Da igual, sean tuyas o mías… porque para esto, siempre estamos  los amigos.




sábado, 25 de diciembre de 2010

El mejor regalo de Navidad. ¡Nochebuena!

Luego que la tierra nos sorprendiera con una sacudida histórica, dejándonos a todos con los nervios cual flecos de toalla, de una forma u otra pude conciliar el sueño.

La levantada cautelosa, acompañada del friíto navideño, resultó idónea para reflexionar.

Hace una semana volvíamos a polarizarnos ante las continuas luchas en Río Piedras. Las páginas de Facebook regresaban con mensajes del corazón teñidos del color político preferido.

Pero si algo hemos aprendido a través de la muchas ocasiones en que hemos diferido entre amigos los pasados dos años, es a expresarnos libremente respetando el sentir de los demás.

Si es cierto nos apasionamos y volcamos con furia taína nuestras opiniones en la barra del “status”, al recibir una respuesta disidente la aceptamos con cordura y en ocasiones, con un gran sentido del humor.

Anoche nos sorprendió un terremoto, no un temblor. 


Nos sacudió a todos por igual sin preocuparse del color que tiñe nuestro sentir político. Anoche, los verdes, rojos, y azules nos pintamos de puertorriqueños para preocuparnos los unos de los otros.

De inmediato y sin pensarlo, abrimos mucho más que las puertas para asegurarnos familiares y amigos, conocidos y desconocidos, estuvieran sanos y salvos.

No solamente descubrí que soy soberanamente cobarde al mecerme dentro de mi casa como si fuera un columpio, sino que simultáneamente, todos hicimos uso de las redes sociales y teléfonos inteligentes para darnos apoyo, consuelo, tranquilidad.

Lo más importante fue ocuparnos estuviéramos seguros y bien informados. Atrás quedaron las opiniones disidentes sobre la fuerza de choque, los estudiantes, Chiqui Star, y todo el liderazgo político. 


Solo nos interesaba el bienestar y la seguridad de todo el pueblo. Imperó el amor que nos tenemos como hermanos, sin importarnos el color de la fila donde militamos. 


Me sentí arropada por una frisita llena de cariño incondicional. Es más, el terremoto de Nochebuena fue el mejor de los asaltos navideños.

Hoy, y muy especialmente cuando nos tiente la disidencia irracional, recordemos que como pueblo es JUNTOS cuando podemos contra todo.

¡Feliz Navidad!


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Pasión por las fotos. La nueva tecnología.

Me encanta este asunto de tomar fotos con las berrys o Iphones. Damos al traste con aquello de tener que esperar para ver como quedó “ese momento” que deseamos inmortalizar.

La tecnología ha sido la muerte del Kodak Moment. La nueva generación de seguro piensa Kodak es un fast food place que no ha llegado a Puerto Rico.

Ahora bien, la privacidad se ha ido al traste. Asumo ya no llaman a decirte el objeto de tus afectos está con otra. Mejor aún, te envían foto. Evidencia instantánea. Plasmados los cuernos. ¿Será admisible para probar adulterio? Allá en el tribunal…

Igualmente se postean las fotos de parties, almuerzos entre amistades o cumpleaños y a ti te  dieron bola negra. Ahí en Facebook la prueba que ya no estás tan “in” como piensas. Has quedado retratado – vaya la ironía – como el o la más “out” del grupo. Sin querer queriendo has recibido un buen cantazo a tu autoestima.

Ya no hay que depender que los fotógrafos de Imagen, Caras o Magacin decidan retratarte. O por igual, que las editoras te publiquen. No, ahora ves flash flash flash en las fiestas y son los teléfonos inteligentes en todo su esplendor.

Luego las pones en cualquiera de los espacios cibernéticos y entre el “sharing” y “tagging”, eres tan retratada como Lady Gaga o la futura esposita de Prince William. La galería te incluye peinada o despeinado, sobria o entonadita. Eres igual de celebrity que las Housewives o las estrellas de Hollywood.

También, al dudar que ponerte para destruir haciendo entradas triunfales en fiestas, te pruebas los outfits, te haces fotos de práctica y evitas posibles “fashion mistakes”. No ha sido necesario contratar a Rachel Zoe. Eres tu propia “stylist”. Digo, si no tienes gusto o estilo, ¡no te queda otro remedio que llamar a Arnaldo!

Pero mi favorito es lo mucho que agilizas tu shopping con las fotos via berry o Iphone. ¡Me encanta! Te envían fotos de la mercancía por email, texto, Facebook o Twitter y de inmediato sabes si te gusta o no. Llamas, das la tarjeta y envías a tu mensajero a recoger. O si long distance, Fedex es una bendición.

No tienes que meterte en el tapón, esperar un semana por el correo, ni hacer fila para el valet en Plaza.

Tu relajadita y tranquila en la terraza de Budatai tomándote unas Viuditas y disfrutando del paisaje. Allá el estrés que acabe con otro, porque este momento supremo no es de Kodak, ¡es tuyo!


martes, 21 de diciembre de 2010

Yo por un carril. Tu por el otro. En direcciones opuestas.


Escuchando las noticias de los problemas entre estudiantes y la policía es suficiente para aguarles las fiestas a cualquiera.

La mismísima novela de los 60, 70, 80, 90 y la primera década del siglo 21. Lo único que cambia es el nombre de los estudiantes y el de las autoridades. Las primeras planas, los comentarios en radio, los padres solidarios y aquellos reclamando su derecho a graduación, un playback de todo lo antes dicho.

El resto de nosotros, igual. Decimos, chismeamos, texteamos, chateamos atrincherados en nuestra postura. La minoría ruidosa vs. la mayoría silente.

Pienso que ahora mismo esto no tiene solución. Cada parte con pies de cemento en su postura. Aquí hay que buscar al Arcángel Gabriel, que al igual que anunció a María sería madre de Jesús, es el único que puede hacer el milagro, o solo Dios.

¿Qué tiene que imperar? El interés de la mayoría, el benestiar plural y el derecho de todos. Igual que ellos tienen derecho a protestar, los otros tienen derecho a estudiar en paz.

¿Qué dice de nosotros como pueblo que mientras en Río Piedras están a palo limpio en Plaza Las Américas hay tapón para ir Xmas shopping? ¿Significa que no nos importa o que estamos tan hartos que impera la indiferencia?

¿Y Puerto Rico – mejor o peor que el resto? Basta leer los diarios internacionales o ver cable para saber que todo está patas arriba. Los islamitas implosionándose por todas las capitales, los separatistas de cada nación a tiro limpio y nosotros, viviendo la versión boricua de las crisis mundiales. 

Si vemos un video, ¿sabes cual es Puerto Rico, Afganistán, Londres, París o el Medio Oriente?

La diferencia es que aquí es boricuas contra boricuas. No tenemos islamitas, jihads, o llámalos como quieras. Es hermano vs. hermano. Horroroso, casi una guerra civil. La tragedia más grande de un pueblo.

¡Ay Dios mío! ¿Esta va a ser nuestra linda navidad?

La realidad es tan triste que por eso hay tapón para entrar a todos los centros comerciales. Yo hoy cuando me levanté, abrí la puerta de entrada y grité – Good morning Vietnam!!!!!!!!

Porque este, definitivamente no es ¡MI PUERTO RICO!


domingo, 19 de diciembre de 2010

De galaxias diferentes. Sin remedio.

Me escribía un amigo que se tardó 40 minutos comprando los últimos  regalos de Navidad y más de 2 horas en tráfico de regreso a casa. Mi caso hubiera sido todo lo contrario – 2 comprando y 40 para llegar a casa.

Esto me ha puesto a pensar no es que ellos de Marte y nosotras de Venus, es que habitamos en galaxias diferentes.

Veamos a la hora de vestir. Anoche lo analizé en detalle. Las nenas llegaban a esta fiesta bien “holiday”, monísimas. Se notaba el esmero en estar fashion y verse de show. Los nenes, en mahones – que no saben que es una plancha - con su camisa button down de manga larga. Ellas en tacas bellas y ellos ignoran ¡lo que es el betún!

Míralos de mayorcitos. Han inventado otro uniforme – pantalón oscuro y camisa con estampado. Aquí ya hay plancha porque tienen mujer que va a laundry o todavía lo añoña…. Y nosotras, ¡siempre de show!

Es como para matarlos. Pero a la vez, quien entiende cuando los vemos bien puestos y decimos a coro ¡es gay!

Volvamos a las compras. No hay causa de más desilusión que al momento de intercambiar regalos – Xmas, aniversario, San Valentín. Usualmente, las nenas nos botamos y ellos, excepto por dos o tres, se van por el “sencillito, tan solo un detalle route”. Como para matarlos.

Recuerdo una amiga que luego de navidad me contó llorosa su desastre con el bendito intercambio. Ella le había comprado una camisa italiana espectacular y cuando se la dió, el tipo se la comió. Comenzó el careo de como se te ocurre, porque gastas y gastas, no es para tanto… Le aconsejé que a ese bestia de ahí en adelante le comprara solamente un cd. De más estar decir ya no son matrimonio.

Pero hablemos de restaurantes. En eso de comer, ellos si gastan. Aquí ir a los sitios de moda, no es un issue. Tampoco lo es la compra de un buen vino, el mejor de los whiskains o el champancito. Ellos siempre buscando ¡the best! Recuerda…es el tema de conversación para mientras tu estás haciendo veinte cosas, ellos hablando de gastronomía en el campo de golf.

Y ¿qué podemos hacer? Absolutamente nada, en principio. Lo que si podemos es como a los burros – poco a poco…mucho a mucho…educando…enseñando…

A mí lo mejor que me ha pasado es al intercambiar y abrir los regalos, ambos encontramos exactamente lo mismo – ¡dos hermosos libros y tres cds de morir! ¿Telepatía, aburrimiento, o almas gemelas?

Chi lo sa…maybe Santa.


martes, 14 de diciembre de 2010

Perdida….¿hablamos del mismo lugar?

CNN Traveller designó a Puerto Rico el 3er lugar mejor del “mundo mundial” para pasar la Navidad. Nos ganó Boston y Londres…si es que eres de los que gustan de congelarse las nalguitas.

Hace poco éramos los terceros más guapos en todos los Estados Unidos de Norte América. Previamente, un estudio presentado por un científico de la Universidad de Michigan nos designaba como los más felices del universo.

Entonces, ¿dónde vivo yo? Esto a mi no me cuadra.

Sí, es cierto,  nuestras fiestas navideñas son las más largas del planeta. Al ver nuestro mar y nuestro cielo, con par de cervezitas encima, nos entra la contentura y de cuando en vez, vemos alguna que otra criatura “bien buena”… Pero de esto a lo publicado, ya hay un buen trecho.

Tal vez es el momento de pensar, que al igual que “beauty is in the eye of the beholder”, nosotros no estamos tan mal como pensamos. De seguro no es por tener baja estima propia porque ¡mira que tenemos el ego más grande que un templo!

Parece ser los asesinatos que sufrimos a diario vs. otros nos hace un lugar seguro, obvio si nos comparan con Méjico. La huelga estudiantil en la UPR es un bizcochito si la mides contra la de los estudiantes ingleses, que un poquito más y le arrancan la cabeza a Carlos y Camilla… y salir nosotros a la calle es literalmente un paseo porque contrario a los islamitas, a los boricuas todavía no nos ha dado por implosionarnos…

Aquí no hay chavos pero contrario a Grecia, Portugal, e Irlanda nosotros no estamos en quiebra ¿o el Tío Sam nos saca las castañas del fuego? Shhhh….que no se entere nadie…..

En otras palabras, nos quejamos los 7 días, las 24 horas, los 365 días en vano. Parece no la tenemos tan mal. 

Entonces ¿qué somos los boricuas? ¿Una raza de mal agradecidos, malcriados, pendecieros?

O definitivamente, somos y vivimos en el País de las Maravillas “in more ways than one”. 

Helloooooooo....¡¡¡Aliciaaaaaaaaaaaaaa!!!

domingo, 12 de diciembre de 2010

Ahora y que no funciona. ¿En qué quedamos?

¿O sí o no? De momento, aparece la noticia que unos científicos han publicado un estudio que indica que esto de las feromonas en los humanos es puro mito. ¡Ajá!

Time había publicado todo un ejemplar – portada incluída – que sí. Este tema lo había compartido en este blog, por ende, tengo que ponerles al día.

Las feromonas es una sustancia química que segrega el cerebro y nos atrae a otros de inmediato. O sea, le hueles bien a unos y a otros, ¡¡¡le apestas!!!

Yo, leal lectora de Time, guardé ese ejemplar casi casi en caja fuerte. Entrevistaba a varios hombres de ciencia y “behavioralists” que explican nuestro comportamiento. Por fin demitificaba lo que cuestionaba siempre - ¿que hace que sienta empatía por unos e indiferencia por otros? …o la razón para detestar con odio africano a unos cuantos… El amor a primera vista, ¿cómo lo explicas?

Esto me llevó a comprar por un tiempo largo el perfume Pheromone. Mira que compré potes y potes… Me lo vaciaba encima como fumigando contra el dengue. Si me dió resultado o no, no puedo corroborarlo, no soy tan disciplinada. Tampoco aumentó considerablemente mi atracción sexual.  

Luego de todo este trabajo y convencida de lo que mi cerebro segrega, me levanto el otro día para leer que no es cierto. Ahora resulta que otros científicos dicen lo contrario. Sí, las feromonas funcionan entre los animales. El rinoceronte regando sus heces fecales para luego “rociarlas” dejando marcado territorio para atraer “las nenas rinocerontas”, sirve solamente en su reino.

Entonces, ¿por qué nos creímos el cuentito? Tal vez, porque explica algo tan confuso y misterioso como “la atracción” o el que nos “turn on”.

Alega el nuevo estudio que los humanos nos lo tragamos porque tenemos la necesidad innata de creer en el “sortilegio”, en “magia”. Please, que me digan algo que no se. 

Claro que quiero ambas en mi vida. O ¿cómo esperan sobreviva el estrés y los malos ratos diarios? A base de magia. ¡Por supuesto!

Llámalo magia, fantasía, o sortilegio es imprescindible para vivir. Si las feromonas como elemento de atracción no existe en nuestro reino , entonces ¿qué rige el proceso de atracción?

Yo prefiero seguir teniendo drama y sortilegio en mi vida. Si la sustancia que segregan las feromonas en mi cerebro me llevan o no a “hacer cerebrito” con alguien en particular, quiero seguir pensando que si y dejar en el olvido el no.

No se que lo tu prefieras creer. Yo en mi vida necesito ¡MAGIA! y que las pantyhose se me caigan cuando me tropiezo con uno, que de solo cruzar mirada, ¡me vuela la tapa de los sesos una y otra vez! 

viernes, 10 de diciembre de 2010

Una historia nada diferente a muchas otras. Pero contarla, si vale la pena.

Bien me decía Nono Maldonado la otra noche – “Qué bella esta juventud, tanto entusiamo”.

Estábamos rodeados por un maravilloso grupo durante la pre-apertura de lo que seguro será el lugar para pasarla bien en Condado – Di Zucchero.

En este ambiente super alegre, nos tropezamos con Oscar, amigo de hace poco más de dos años. Agraciado con una cara que no esconde para nada su pasión por vivir la vida plenamente, nos abrazó con igual intensidad.

Como muchos antes que él, había decidido probar suerte en NY. En su momento le dije - Oye que no es fácil, ¿estás seguro?

No le tembló el pulso, iba con el entusiasmo desmedido que solo un diploma recién obtenido te propulsa con fuerza a lo desconocido. Oski se iba a tragar a NY. Nada ni nadie lo paraba. Babel no sabía lo que le esperaba.

Así, armado con su resumé y la arrogancia de la juventud, arribó a Manhattan.

Decidí seguir sus pasos con la certeza tenía la cosa bien difícil. Mi experiencia me hacía temer su entusiasmo terminara en frustración, su amor por la vida en amargura prematura. NY hoy te traga más temprano que tarde y con más fuerza de lo acostumbrado. Porque de que te traga, nadie lo duda.

Vivimos en medio de una debacle económica global y este loco ofuscado con vivir el sueño niuyorquino. Oski necesitaba todo el tesón del mundo, los astros no estaban alineados a su favor. Era el único que no se había enterado.

Como muchos, buscó espacio en casa de un pana y en buen castellano, “started to hit the pavement”. ¡El y otro millón de recién graduados! Aquí no había una pala, una puerta semi abierta. Nadie lo conocía, peor, a nadie le importaba.

En ese momento, decidí pedir a una amiga le ofreciera contactos de sus tiempos en NY. “Tilde, que la cosa no está fácil, no hay trabajo”, me advirtió. "No importa, le dije, hay que ayudar al muchacho". Ella entusiasmada al descubrir compartían alma mater, le dió un listado para probar suerte y unos cuantos “survival tips” para la jungla.

Oscar probó suerte. Llamadas, emails por montones y docenas de textos le servían solo para recibir consejos, no ofertas de trabajo. Le confirmaban no había nada disponible con el insoportable “We’ll call you, don’t call us”.

Mientras, nosotras pensando – “Este se raja ya mismo”. Los días, semanas, y meses pasaban con más penas y cero glorias. Babel se comía lentamente los sueños de Oscar y él, sin enterarse.

Perdí un poco su rastro hasta anoche. Ahí, de frente, con su sonrisa de 1,000 vatios, estaba Oscar. Con su habitual entusiamo gritó – ¡Tengo trabajo! Era el orgulloso dueño del triunfo.

Con la calma del que se sabe triunfador, compartió su experiencia niuyorquina. Las había pasado negras. “Un día caminando me dije – Quitéa y vete a Puerto Rico. Allí tienes un trabajo esperando”. Serio, me miró para decir – “Hubiera sido lo más fácil, pero no. Decidí quedarme y seguir la lucha”.

Oscar había vivido una epifanía. Su “life changing moment” lo empoderó para seguir buscando su sueño sin importarle el hambre, la incomodidad, la soledad, la pena interior.

Hoy, nuestro amigo da los primeros pasos hacia un futuro que pinta brillante. Como siempre, lleno de proyectos con su acostumbrado entusiasmo desmedido.

El 16 de diciembre Oscar aterriza en ESPN. Safe landing, my dear friend! Te lo ganaste. 

martes, 7 de diciembre de 2010

Menos bicha. Más astuta. La fórmula para el éxito.

He observado que muchas de las mujeres jóvenes profesionales tienen una gran capacidad para ser bastante desagradables cuando menos te lo esperas. Las escucho y pienso ¡qué confundidas están! Se expresan y actúan como si estuvieran  regañando a sus hijos o peleando con el marido.

Bueno, ninguna de las dos. Las mujeres profesionales obviamente tienen bastantes más presiones que los hombres. Muchas son madres, esposas, empleadas domésticas, choferes, handyman y sabe Dios cuántas cosas más pero…en el ámbito profesional, esto no le importa a nadie.

En los negocios tenemos que ser más hombre y menos mujer. Me explico. Hay que tener la sangre fría, literalmente aguantar como macho, tener astucia, una buena dosis maquiavélica y ser la más flemática del universo.

Por naturaleza, nosotras somos apasionadas, impulsivas y cuando nos sentimos presionadas o acorraladas, nos invade la bichería y esto se fastidió.

Caemos en ese patrón de comportamiento donde nos cegamos y perdemos perspectiva. Estamos analizando y pensando con nuestra siquis femenina, la mismísima que en estas situaciones no lleva a buen puerto.

Esta nueva generación tiene como ejemplo otra anterior, incluyendo a muchas de nuestras madres, a quienes vimos luchar desde posiciones, en su mayoría, de nivel gerencial intermedio. ¡Qué mucho tuvieron que aguantar tras una maquinilla, un escritorio de recepcionista, frente a una pizarra o simplemente de ayudante! Menos eran las abogadas o doctoras, en fin, jefas o dueñas o señoras del negocio.

Gracias a Dios, le pegamos un puñetazo al techo de cristal corporativo haciéndolo añicos. Hoy las mujeres mandamos como machos. Pero todavía nos queda mucho por aprender.

Los hombres son como los políticos. Se entran a las bofetadas, se llaman de todo para luego irse de tragos como mejores amigos. ¡Ah! Nosotras no. La peor enemiga de una mujer es otra mujer. Preferimos abanderizarnos con un hombre, mucho antes que aliarnos con otra.

Hay que aprender a ser equipo, no contrincante…porque en la unión está la fuerza. A discutir con argumentos de peso y no con la pasión del corazón. Analizar con el cerebro y no con el sentimiento. Saber cuando callar para no hablar de más. A escoger la batalla para ganar la guerra.

Al actuar como una auténtica bicha, damos más pasos hacia atrás que hacia adelante validando las críticas del sexo opuesto…y ¿sabes qué? Tienen toda la razón.

Mantengamos nuestro centro, seamos más flexibles y menos obstusas. Cedamos un poco para ganar un mucho. Busquemos el equilibrio y olvidemos los extremos. Seamos más racionales y menos viscerales.

Si somos más astutas y menos bichas, triunfaremos. Recordemos - la mejor estrategia es confundir al enemigo. Y en esto las mujeres, hemos sido siempre las campeonas.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Lo dijo Hernán Cortés….

Es triste. Estamos claro, no queda más remedio que terminar. Lo vemos a diario. 

Nunca he sido parte ni testigo de una ruptura con triunfador. Aquí el perdedor no está solo, siempre tiene compañía. Nadie gana, todos pierden.

El otro día en grupo, hacíamos un análisis sobre el final entre unas amistades en común. La ruptura no había dejado indiferente a nadie. Esta, al igual que muchas otras, tenía todos los ingredientes imprescindibles para conventirla en lo que era “El culebrón del momento”.

Nadie sabía el motivo, el “smoking gun” imposible de encontrar, por lo que dije, “Al final, todo se sabe”. Ni modo, nadie pudo averiguar. Pasó el tiempo y dejamos de hablar del tema. Habían noticias nuevas, chismes fresquesitos para entretenernos.

Hasta ayer. Retomando el tema supimos el porqué del final entre nuestros amigos – una tontería. ¡Que desilusión!

Por semanas todos pensando las razones eran de peso, alguien habia hecho una acción abominable. ¡NO!... sencillamente… un ataque de coraje, una mala interpretación. 

Ambos habían visto y analizado todo a su modo, sin tener todos los elementos de juicio, siempre asumiendo lo peor, nunca lo mejor.

O sea, la misma imbecilidad de todos nosotros. Rompemos amistades, destrozamos recuerdos y momentos que nos tomó tiempo y mucho esfuerzo. Al querer dar vuelta atrás, la vida nos muerde el culito porque se nos hizo tarde.

Abrimos la boca, dijimos lo que nos dió la real gana, nos tiramos al lodazal cual cerdos, y total…para llorar en silencio el adiós de un amigo.

Decidimos todos analizar las veces que hemos roto “por la calle del medio”. Al menos de las que recordábamos.

Honestamente, la mayoría eran “evitables”. Unas pocas, sin arreglo. Las demás, el tiempo pasó o al querer sentarnos a hablar …llegamos tarde. El ego, junto al diablito verde sentado en la oreja izquierda, ya habían hecho sus estragos.

Sin remedio, abrimos el closet de par en par para meter un esqueleto más o barrer la basura debajo de la alfombra. Así "out of sight, out of mind".

En conclusión, para la próxima, mejor tener más calma antes de hacer "un Hernán Cortés" y quemar las naves. Ya aprendimos no hay vuelta atrás. Nos quedan consecuencias y daños colaterales. Bastante caro ¿no?

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los que dejamos atrás. Los que llegaron ahora.

No me gustan las despedidas. Para mi es un cuento chino aquello que dice “no es un adiós, es un hasta luego”.

Miraba reciente mis libretas de direcciones, aquellas que precedieron a las indispensables agendas electrónicas. Sentí nostalgia al ver el listado de nombres - unos en lápiz y otros, en tinta azul o negra. Decidí ir página por página.

Encontré de todo. Unos cuantos esqueletos, algunos  “mistakes”, otros inolvidables. Por igual, amigas que desaparecieron a golpe de llevar vidas diferentes, en busca de nuevos horizontes, o simple y llanamente - se quisieron ir de mi vida. No faltaron nombres de aquellos que sucumbieron a terribles enfermedades y cuyo sentido de humor y originalidad todavía lloro, todavía extraño.

En verdad, levanté la tapa de la caja de Pandora. ¡Demasiados recuerdos! Abrí de par en par las compuertas de un Carraízo emocional. Mucho peor que ver fotos... La ausencia de imágenes libera el pensamiento para que invente lo que le de la gana.

Me encontré ante una disyuntiva. El tiempo pasado ¿es mucho mejor? O por el contrario, ¿prefiero hoy? Quienes son mejores amigos, ¿los de antes? ¿los de ahora?

Hice una lista con dos columnas – ayer, hoy. Página por página fui encontrado nombres que quisiera anotar sin fecha de caducidad y otros, los debí haber escrito con tinta invisible para nunca más volverlos a ver.

Luego pasé al “address book” de mi laptop, perfectamente sincronizado con el de mi bberry. Aquí no había mucho “delete”, excepto por alguno que otro. Forzosamente tuve que preguntarme si por fin había aprendido a escoger mejor las amistades. Esto haría felicísima a Mami. Siempre decía yo carecía de juicio haciendo amigos. “Peor es la familia, no la puedes escoger”, era siempre mi salida. 

Completadas las dos columnas, llegó el momento de evaluación. No descubrí nada nuevo sobre mi capacidad de escoger a quien querer, a quien dar espacio en mi corazón.

Mis amigos son una mezcolanza igualita a la mogolla en mi cerebro, a la decoración de mi casa, a mi estilo de vida. ¡Eclécticos!

Cada uno de ellos tiene sus encantos, defectos, sus virtudes. ¡Son tan maravillosamente imperfectos como yo! Vamos a darle un fuerte aplauso a la diversidad.

martes, 30 de noviembre de 2010

Dos o tres, pero todavía quedan.

Dicen la fe es lo último que se pierde. Cierto es.

Camino a una cita para organizar un evento en un pueblo costero del norte de Macondo, me invadieron todos los prejuicios posibles. Con algo de resquemor, agarramos carretera logrando llegar con exactitud suiza.

Parking disponible frente al edificio. ¡Hum! Buena señal, pensé. 

Nada más entrar a las oficinas, las navidades presente en todas las paredes, en cada saludo, todo escritorio con un Santa, nacimiento o arbolito. ¡Nice!, me dije, tienen el Xmas spirit.

Una vez sentadas junto a nuestra anfitriona, de inmediato nos presentó a todo el personal. Para cada uno tuvo comentarios positivos, algo bueno que decir. “Estamos preparando las canciones para las trullas”, expresión con que inició nuestra reunión. “Too much info”, pensé, “a este paso aquí estamos hasta mañana”.

Yo, muy eficiente, saqué el listado de temas a discutir y uno por uno, en lo que canta un gallo, las respuestas fueron positivas, de espíritu cooperador, con las mejores intenciones. Is this for real? No puede ser.

Decidí recapitular por aquello de asegurarme todo quedaba claro. Marta (no su verdadero nombre) me miró fijamente y dijo, “Matilde, tienes mi palabra. Créeme, es todo lo que necesitas, nosotros trabajamos así”.

Yo avergonzada por mi cinismo capitalino, bajé el moco. Acababa de recibir una lección de vida – en Macondo quedan personas de palabra.

Todavía valoran el que fulano que es primo de sutano que es vecino de menganito te va a resolver porque vienes de parte mía y estamos emparentaos. WOW!

Así concluímos nuestra reunión no sin antes escuchar, “Vamos a almorzar a mi casa porque es donde mejor se come en este pueblo”. Pasmada le contesté, “Oye, Marta, que somos cuatro”.

Ella me abrió los ojos, asumo espantada por mi comentario, y dijo, “Lo peor, le echamos agua a la sopa”.

Esta mujer, hasta hoy desconocida, resolvió todas nuestras preocupaciones, abrió las puertas de su casa y hasta nos dió de comer. Y como si esto fuera poco, nos despidió con una invitación a reyar la víspera del 6 de enero y un “recuerdito” en mano, “porque estamos en Navidad”.

Todos, mudos ante tanta generosidad, iniciamos el regreso hacia San Juan. Con la fe recuperada en nuestro pueblo, concluímos que defintivamente, de que los hay, los hay.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Celebridad. Depende con el cristal con que se mire.


Reunida el otro día, un cliente me pedía recomendara celebridades para adornar una apertura. Sorprendida respondí, ¿Cómo defines celebridad?

Buena pregunta, pensé. ¿Quién o que define una “celebridad” en Puerto Rico? 

Pensaría que Ricky, as in Martin, o Cheyenne, ¿Benicio? si se bañara, el Gobernador de turno o JLo, ¿la consideramos local?

En realidad, hoy las celebridades son muchísimas. Incluso el término a usarse ha cambiado. Antes los llamábamos “personajes” y venían acompañados de un “currículum” o en buen castellano, “una sarta de logros”. 

Hoy, los que conocemos como “celebridades” son sencillamente otra cosa. Son caras y nombres que a fuerza de repetición en columnas sociales se han convertidos en rostros conocidos.

Asumimos porque “salen mucho”, son “alguien”. Abundan los que no sabemos a que se dedican, cual es su trayectoria, de donde vienen, o simplemente, son los o las “ex” de alguien conocido.

También, podemos insertar el “club de las segundas o terceras administraciones” que son las que venden su libertad por una Vuitton y el Cartier.

Para los profesionales de relaciones públicas, no es inusual recibir un pedido de “súbeme el perfil” que significa “sácame en las columnas”. ¿Para qué? Fácil, les hace sentir importante.

El domingo por la mañana, mientras toman el café, se ven en Magacín. El jugo de china sabe más dulce cuando la “berry” vibra con los amigos diciendo el ansiado ¡Te ví! O la llamada a media semana, ¡Salistes en Imagen!

El ego bien infladito. Autoestima por la estratosfera. ¡Hay clippings!

Pero como todo, con una vez no basta. Tiene que ser a menudo. El status de “celebridad” solo se alcanza con la repetición porque como todo, “no es llegar, es mantenerse”. Aquí está el reto.

Recuerdo en una ocasión, y de esto hace varios años, una dama saludó a un cronista social con “Hola, estoy aquí”. Who cares? ¿Es necesario?

Para mí, las más divertidas e interesantes son las “cum celebridades”. Es un fenómeno para análisis por la ciencia de la Siquiatría.

Definición de "Cum celebridad" - aquellas que solo “en su mente” lo son. 

Observemos cuando entran a un restaurante, o al bar de moda, a su “club”. La cabeza en alto, mirada por encima del hombro, actitud hacia todos. Mientras, tu preguntando quién es por lo mal educado o pedante que resulta. Ah, pero llamó tu atención. Logró sentirse “celebridad”. ¡Caminó por el “stand and repeat” de su imaginación!

En realidad, esto de las celebridades es una solemne tontería. Solo sirve para tener un momento de gloria y subir la nariz un par de pulgadas. 

Los “personajes”, las “celebridades”, las “estrellas”, los “famosos” o llámales como quieras, serán siempre fáciles de reconocer por su autenticidad, por las razones de toda la vida – talento, ejecutoria, trayectoria, aportaciones, brillo con luz propia.

Total, al fin y a la postre cuando contesté al cliente quien en Puerto Rico es una “celebridad”, bajé con la verdad - Todo depende con el cristal con que se mire.




jueves, 25 de noviembre de 2010

La encontré. Como siempre, donde menos lo esperaba.

Tomando unas Viuditas entre amigos, fui testigo del encuentro de un grupete de estudiantes universitarios. Con la llegada de Thanksgiving, regresaban a casa para  reencontrarse con los panas por primera vez. Convergían en fuertes abrazos sin importarles mostrar alegría a borbotones.

Al mirarles intentaba recuperar vivencias de un montón de tiempo atrás. Nuestros abrazos, ¿eran iguales? La alegría, ¿similar? ¿Vivíamos con la misma intensidad?

Nuestro mundo y el de ellos no es igual, es bien diferente. Sus experiencias son mucho más reales, más ásperas que las nuestras. Les ha tocado vivir un mundo convulso en muchos renglones – sociales, económicos, familiares. Curiosamente, sus caras y acciones no lo reflejan.

Dando rewind a mi memoria, descubrí que a esa edad entre ellos y yo no existe  diferencia alguna. De momento, el tiempo se detuvo. La familia no se había desintegrado. Los valores, la misma escala. Los sueños clonados a perfección El futuro igual de brillante.

¿Cómo es posible?, me pregunté, ¿si el mundo anda patas arriba? Todo está al revés. Lo que nos espera, Dios mío, ni Walter Mercado lo quiere predecir.

De pronto realicé “el mundo siempre será mundo” es verdad. La inocencia es precisamente lo que empodera a enfrentarse sin miedo al porvenir. Los golpes los soportarán gracias a un entusiasmo desmedido que llevan por dentro. Carecen del cinismo, negatividad, morosidad que permea en nosotros.

¡Las sorpresas que nos da la vida! La tradición y nuestra arrogancia dicta los mayores somos los maestros. Estamos aquí para enseñar, para dar ejemplo. Para mi sorpresa, anoche a mi me dieron un “master class”.

Voy a copiarme de nuestra juventud.  Me he prometido emular el cariño de sus saludos, la fuerza de sus abrazos, la auténtica alegría por el éxito del amigo, el apoyo de grupo.

Recuperar la juventud, dar vuelta atrás al calendario, no es con el ansiado bisturí. Anoche la encontré donde menos la imaginaba – ¡en el ejemplo de los hijos de mis amigos!  

lunes, 22 de noviembre de 2010

De lo sublime a lo ridículo. Al son de música.

Ignoro si las Navidades están a la vuelta de la esquina, aunque yo emocionalmente ande de veraneo, pero mira por donde me he puesto a pensar en la música que me gusta.

A mí me matan las rancheras. No lo niego, me rindo ante los mariachis – bueno, malos o regulares. Si encima tengo una cuantas tequilas, pues ándele, María Felix y yo somos una.

Puede ser porque cuando niña Papi las escuchaba mientras guiaba “carpool” y nos dejaba en el colegio con olor a cigarro y José Alfredo Jiménez en la oreja. O tal vez, porque es imposible no sucumbir ante la poesía de sus letras. ¡Bien lo dijo Sartre!

Las rancheras te mueven cuando te estás enamorando pero perdidamente, aunque por trigésima vez,  o una vez más, te acaban de coronar con cuernos. No importa. Quieres cortarte las venas y que mejor que al son de rancheras.

Una vez recuperado el corazón, te ilusionas de nuevo y los celebras escuchando un buen bolero. Le quitas el polvo a Romances de Luis Miguel y el mundo es otra vez maravilloso. Engarzada a una nueva aventura romántica y con la fe en el amor de vuelta en tu vida, comparas si “Como es él” de Marc Anthony te gusta más que el de Perales. El amor en esta ocasión te lo pone difícil.

Cuando menos lo imaginas escuchas a Gilbertito interpretando un hit de los de Tito Rodriguez y ¡quien para los recuerdos! Cara de Payaso o Inolvidable te suben a la máquina del tiempo.  La melancolía impide bajarte. Siempre se lo digo a Gilbert, “Tu cantas y yo me enamoro”.

Igualito me pasa con los franceses. Nunca me sientes al lado de uno.  Feo o guapo, alto o bajito, el individuo empieza  hablar y yo, ya perdida por él. Si de fondo tienes a La Piaf o mi Charles Aznavour, ¡se arma la de Dios!

También tengo momentos donde me invade la sofisticación.  Soy chica un poco culta por ende, no puedo evitar llorar cuando escucho “O mio bambino caro” aunque sea en un fashion show. ¡Me bebo las lágrimas! Y ¿cómo resistir las emociones cuando suena el Adagietto de la 5ta de Mahler? Echando mano a la caja de Kleenex porque tengo el corazón hecho pedazos.

Diciendo esto, a mi me mata todo lo Spanish Olé. Si no me he “entregao” al son de Corazón Partío de Alejandro Sanz o a por bulerías con Diego el Cigala, estaría mintiendo. Suspiros de España ¡el mejor pasodoble! ... y del brazo de mi abuelo despidiendo el año en el Caparra, vivirá siempre en mi corazón.

Ya con el fresquito que estoy sintiendo entrar por la ventana, me preparo para aceptar que ya las Navidades si están a la vuelta de la esquina. Pero oficial, solo cuando cante Tavín Pumarejo.

Lo tengo claro. En esta vida ¿quién no va de lo sublime a lo ridículo? Triki triki triki.....



sábado, 20 de noviembre de 2010

Made in Puerto Rico. El red carpet.

Aquellos que piensen los red carpets son invención de Hollywood o los grandes festivales de cine europeos….¡¡wrong!! En Puerto Rico es cosa de un montón de décadas. Para tu sorpresa, empezaron en los pueblos cuando el mundo era bien diferente a este que nos ha tocado vivir.

Como contaba en otra ocasión, los pueblos tenían casinos. Cuando en estos se daban los bailes - todos de smoking, luego etiqueta - los no socios y la masa del pueblo se arremolinaban en las aceras, incluso en la calle como noveleros. ¿Recuerdas la palabra? Ya no se usa porque hoy todos somos VIP.

De regreso a novelerear (no confundir con la acción de ver novelas en la tele). La gente se apostaba en las inmediaciones del Casino para ver llegar a los invitados. Imagina la algarabía que se montaba cuando los de “afuera” se emocionaban al ver llegar a sus conocidos que iban ¡“adentro”!

En mi familia materna hay una historia que hasta al día de hoy cuando la recordamos, nos embruja igual o más que si la escucháramos por primera vez. 

Antes de la llegada de las “Misses”, entendamos Miss Universe, Miss Mundo y para de contar, existían las coronaciones. Cada casino tenía su reina, igual de carnaval. Creo que hoy sigue en el Caparra y en alguno que otro club.

Cuenta la leyenda familiar que Mami y Papi, ya casados, se preparaban para ir al baile de coronación de la reina del Casino de Coamo. Estos eran preparativos con un ritual mucho más complicado y rígido que los nuestros para las galas.

Decidir el traje que te iba a coser la modista o encargarlo a la “personnal shopper desde New York” requería más planificación y organización que la utilizada por los generales contra las guerrillas de Osama en Afganistán. 

Recuerda, tampoco había laundry. La actividad pre fiesta en las casas era vertiginosa. Las planchadoras almidonando camisas de etiqueta hasta que quedaran más tiesas que un muerto, la plancha con mucho vapor para eliminar las arrugas de la etiqueta…. Los pelos, había que hacerse los “ringlets” desde temprano para que el pelo te cogiese bien la vuelta o la muchacha con loción en mano haciendo las ondas… Imprescindible - la modista en la casa para aquellos improvistos  – un botón, un zipper, un ruedo suelto…..

Resulta que mi Tía Carmín, la más bonita de las hermanas Santini, no iba al baile de Coronación del Casino porque no tenía partner. ¡Horror! “Te vienes con Gonzalo y conmigo”, le dijo Mami. “Papá y Mamá también van. No seas boba”.

Nada, la pudo convencer. Y así, como por arte de magia, por Titi Carmín se activó el plan familiar de emergencia – corre que corre refrescando un traje largo, que si turbo con el pelo. En fin, Titi Carmín hizo su entrada al Baile de Coronación tan bella como siempre en compañia de mis abuelos, de mis padres. Era tan famosa por lo bonita que la falta de un “partner” no opacó su caminar esa noche por el red carpet de Coamo.

Todos los noveleros gritando, “Ahí va Don Quito con la familia”. Y Mami, "Ves Carmín, lo que te ibas a perder".

La reina del Casino también estaba bella porque, “Mira que Elba Emmanuelli era guapa y simpática”, siempre contó Mami. El rey, en frac, era el mismísimo Jorge Negrete, un Erroll Flynn (los George Clooney de ese entonces).

Tan pronto terminaron de coronar a la Reina Elba, algo pasó que cambió la vida de muchos. Al terminar el vals de apertura, el rey caminó hasta donde mi Tía Carmín y la sacó a bailar. Nunca regresó donde la reina. Se había enamorado perdidamente y por el resto de su vida.

Cuentan que en ese momento y como pólvora, corrió la noticia del “plantón real” cuando entre los noveleros se escuchó a Pilar, la cocinera de mis abuelos, gritar como loca, “El rey plantó a la reina por Carmín”. Vez, tras vez, tras vez.

Así la historia del noviazgo de mi Tío Renán, el rey, con mi Tía Carmín se convirtió en leyenda urbana "Coamo style". En otras palabras, es como si el Príncipe William dejara a la Kate plantada en medio de una fiesta para irse a bailar con otra. ¡Tremendo escandalito!

El red carpet de la coronación se repitió un tiempo después cuando el pueblo en pleno fue a novelerear la boda de Renán y Carmín. Otra vez repetían la historia de como la pareja se había conocido, “Es que Renán dejó plantada a la reina en su coronación  por Carmín”.

Y ¿que pasó con Elba, la reina abandonada? Sepan se casó muy bien con un médico de mucho prestigio. La vida volvió a unirla con mi Tía Carmín y Mami.  Ya casadas terminaron viviendo en el mismo vecindario. Sus hijas, mis primas y yo nos criamos juntas, amigas al sol de hoy, y siempre nos fascinó repitieran mil veces la historia del “plantón real”.

¿Te imaginas esta historia hoy? Noooooo, imposible. Los red carpets de esta época son muy diferentes. Ya no hay noveleros. Todos están adentro.

jueves, 18 de noviembre de 2010

"Life was like a box of chocolates. You never know what you're gonna get." Forrest Gump

Detesto los chocolates, hasta el olor me molesta.

Esto no significa que de niña no me fijara en las muchas cajas de chocolates que recibían mis abuelos por las fiestas – Navidad, Reyes, cumpleaños, santo, día de Madres, Padres. Ellos tenían ahijados por las cuatros esquinas del pueblo y campo.  Las cajas de chocolates, eran el regalo perfecto - accesible a bolsillo y siempre bien recibido.

La caja de Whitman de dos pisos, era mi favorita. El mapa con la descripción y ubicación de cada chocolate era mi tablón de ajedrez. Imaginaba los empleados de la fábrica montándolas y yo, en silencio y a escondidas, moviéndolas cual peón tras la reina.

Esto en realidad tenía un solo propósito - salvaguardar el único que me gustaba – el de la avellana adentro. Venía tanta visita que las estrategias eran imprescindibles. Rezaba porque les regalaran muchas cajas de Brach’s con sus infames chocolates rellenos de cherry. Las detestaba con pasión y con muchas, las posibilidades se comieran mi chocolatito con avellana era menor. 

Otras de mis cajas favoritas eran las de cintas satinadas y mucho dorado. Como adjetivo, “tacky” se quedaría corto. Lo mejor, traían una grandísima y desproporcionada flor – de plástico, por supuesto – en el mismo centro de la caja. En aquel entonces me parecía hermosa y mejor aún, nunca moría. Perfectas para coleccionar.

Habían varios modelos - cajas alargadas de un piso, o redonditas y de dos. Mami y mis tías las miraban con desprecio porque no eran Fanny Farmer o Schraft’s, los chocolates chic de los late 50’s. ¡Los únicos que comían! Nunca más de uno. Disciplina espartana.

Además, para ellas todo lo que no era de 5ta (la avenida en NYC) no servía. Por supuesto, estos de chic ¡nada!

Mis objetos de admiración los vendían en la Farmacia Anselmi, la más importante en Coamo y frente a la plaza del pueblo. Ofrecía la mayor selección y el display, siempre al lado de la fuente de soda. La excusa de llevarme a tomar un “blackout” era mejor que decir que quería ver las cajas nuevas. No podía arriesgarme a que una vez más me regañaran con el consabido - “¿de dónde esta niña saca tan mal gusto? Son horrorosas”.  Eran mis obras de arte. Y la Farmacia Anselmi, el mejor museo de mi infancia.

Un día de Madres, aunque pudo haber sido Padres, alguien se comió el único chocolate que me gustaba. Llorando y protestando me quedé con la fiesta. Me castigaron por haber hecho un show frente a la visita. “Nena, dijo mi abuelo, tu eres muy voluntariosa”.

Decidí vengarme de todos ellos. El pensamiento me hacía bien feliz. Desapercibida y más silenciosa que un ladrón en la noche, eché mano de la caja.  A escondidas y sola, en la esquina más lejana del patio me la comí TODA. ¡Los dos pisos!

Nadie se enteró, ninguno echó de menos la caja de chocolates. Y así, a las cinco de la tarde, iniciamos el regreso hacia San Juan.

Eran los tiempos previos a la Autopista Luis A. Ferré. Se cruzaba por la infame Piquiña con más curvas que una gitarra. El viaje duraba, al menos, 3 horas.

En la salida de Aibonito, me entró un terrible dolor de barriga. Quejosa y llorosa, dejé saber no me sentía nada bien. “Gonzalo, para el carro que esta niña está un poco jincha”, dijo Mami.

Entonces, parando obligados en un cafetín a la orilla de la Carrtera 1, Coamo a San Juan, empezó mi vía crucis.

No hubo suficiente limón para chupar, ni agua de soda para beber que parara mis vomiteras. “De seguro cogió un virus”, comentó Papi. “ No podemos seguir parando porque nunca llegaremos a casa”.

Asomada por la ventana, amenazada con “si me ensucia el carro la mato”, confesé. “Yo no tengo virus. Me comí toda la caja de chocolates”.  

Y así, al son de diana, a puro pescosón, sin recibir ningún consuelo de mis padres, y desidratada llegué a San Juan. Mi relación con los chocolates tuvo su final de Norma.

Hoy, si algún ex-novio lee este blog, entenderá porque nunca dije GRACIAS cuando chocolates fue el regalo que me dió.

martes, 16 de noviembre de 2010

Cambio de receta. Rush!

Dos noticias me han impactado. La primera – Time nos coloca en 3er puesto como ciudad de USA donde más gente linda y sexy vive. Hummm… La segunda, se refiere a un documental llamado “Waiting for Superman”, sobre el pésimo estado en que se encuentra el sistema educativo público, también en USA.

Esto me he puesto a pensar. ¿De verdad que aquí vive tanta gente bella y sexy? Bueno… entonces no entiendo ¿cómo vemos tanta mujer hermosa emparejada con hombres que ni fu ni fa? ¿Por qué paso tanto trabajo al momento de enviar fotos de los parties a los medios? ¿Por qué, por qué, por qué?

Sabemos las boricuas gozan de fama de mujeres hermosas.  Esto no lo cuestionamos. Siempre ha sido así, pero ¿los hombres?

Nunca he escuchado a nadie decir que los nuestros son guapos, están bien buenos, etc. Todo lo contrario. Siempre hablamos hay que aprovechar los viajes para tener “eye candy”. O ¿estoy equivocada yo?

Sí, es cierto, tenemos algún chico que otro guapuchón, se puede colar un madurito que no le va mal pero siempre como excepción, no como regla. Trato de recordar cuántas veces invoco “Hellooo 3 B”!!! como en Wedding Date. No muchas… las recuerdo todas y en su mayoría, son aves de otros parajes.

Tengo que darle un call a Arnaldo. El, que tantos shootings hace y va de gala en gala, coctél en coctél, tal vez me pueda dar las coordenadas para llegar al lugar donde se encuentra la abundancia que nos entrona como los terceros más sexy. Hay que hacer este “SOS”.

El tema de esperar a Superman como salvador de lo que sea, en este caso del sistema educativo – tema muy serio, nunca me ha tenido de fan. Yo, prefiero a Prince Charming ante cualquier super héroe.

Será mi naturaleza independiente o personalidad OCB por lo que nunca he querido a Superman. Me gusta yo resolver las cosas y a mi manera. Nunca he querido que venga ninguno a tirarme el salvavidas. Esto lo apliqué exclusivamente a Papi y porque a él le fascinaba ir resolviendo los problemas de todos en casa.

Lo que siempre he querido es un Prince Charming…pero como compañero ideal. No en corcél blanco. No me tiene que rescatar.

El príncipe que busco es para que me apoye, escuche, intercambiemos ideas para solucionar situaciones…en fin, un gran compañero para viajar por la vida. Y by the way, que avance que no me queda tantísimo tiempo…¡que llegue antes que el Alzheimer!

En este tema, me ha pasado como a San Pablo en su momento de epifanía… se han caído del caballo. Tristemente… más de uno. No bajé las expectativas, lo bajé del caballo. Quiero a Prince Charming  caminando con “los pies en la tierra”.

Luego de leer estas noticias…¿estará mi Prince Charming en el tercer lugar de USA donde más gente linda y sexy vive?

Puede ser que no lo he encontrado en Macondo ¡¡¡porque no he cambiado la receta de mis espejuelos!!!!

Te dejo. Voy a chequearme la vista… RUSH!


lunes, 15 de noviembre de 2010

El país de las maravillas. Residente.

Recibía en mi “Inbox” un email promocional que captó mi atención por el descaro con que se plagiaba un concepto.

Sí difícil es ser original, más difícil es copiarse bien. En este caso, era tremendo ejemplo de  “una boricuada” – sinónimo de barbaridad que solo los puertorriqueños podemos cometer.

Me molesta el plagio, pero más me endemonia la naturalidad con que lo hacemos a diario. Es que es más cómodo, más fácil el copiarse en lugar de dedicar tiempo y esfuerzo a la creatividad positiva, constructiva. ¡Jamás pensastes! Eso es muy duro y da trabajo. Prefiero lo fácil. Dame el “shortcut”.

Nos hemos acostumbrado a aceptar como excelente todo lo que es mediocre. Como pueblo, sufrimos de pánico al momento de criticar con razón, exigir mejor calidad, eligiendo hacernos de la vista larga. No podemos arriesgarnos a ser marginados, no invitados, a no ser miembros del grupito. Mejor callo, mejor acepto, mejor me pongo la venda.

Pregunto si por eso que cuando salimos fuera de nuestra zona de comfort no brillamos, no triunfamos. A veces conversando presumimos del éxito de tal o más cual compatriota que cosecha éxito tras éxito en el extranjero. Preferiría fuera la norma, no la excepción.  ¡Me encantaría cansarme de celebrar!

Mirando a mi alrededor veo tanto talento en infinidad de disciplinas pero no dan más flores porque la mediocridad que aplaudimos tiene fuerza colectiva.

Si prestas atención a como acostumbramos hablar, entenderás fácilmente lo que quiero decir.
Cuando decimos que una niña es bonita, siempre  “es la más bonita del mundo”, o si el chico es inteligente “es el más inteligente del mundo”, o si destaca en el deporte “es una estrella a nivel internacional”.

Aquí nadie es el mejor en nuestra isla, el Caribe o este hemisferio. En Puerto Rico siempre nos equiparamos a nivel mundial.

¿Qué ejemplo más clásico que ganar Miss Universe todos los años? 

Cuando perdemos es por culpa de una metedura de pata nuestra. El chivo expiatorio más reciente - Luis Antonio. De seguro fue el traje.  

Imposible pensar competían niñas más bonitas, más preparadas o que dieron el máximo en el momento indicado… No, la nuestra era la mejor y no ganó. ¿Cómo entenderlo? “Ella” siempre fue la más bonita del mundo.

Una vez más, miremos a nuestro alrededor. Estamos super poblados de caciques. No hay indios porque en Puerto Rico todos mandamos, nadie sigue órdenes. Somos 4 millones de jefes, nadie es empleado.

Visitamos una oficina para resolver un asunto que en cualquier país civilizado bien pudimos haberlo hecho por teléfono, via internet. “No, te dijeron, es en persona”.

Mientras esperas en fila, observa a las  personas que te van a atender. Mejor empieza a rezar.

Tratas de identificar aquel que se ve menos apestao o agriao. Llega tu turno y lo primero que te dicen es NO. El problema NO tiene arreglo, todo está bien. Para rematar, el error es tuyo, eres el equivocado. Es más fácil decir NO que tratar de ayudar. Entonces... sin remedio pides la investigación que nunca se “investiga”.

Has sido víctima de una boricuada. Tu única altenativa es empezar a llamar desde el celu a ver quien tiene una pala para resolverte.

¿Por qué no somos más exigentes? ¿Es conformismo o vagancia? Como país, nos esforzamos en fomentar la mediocridad para destacarnos con el menor esfuerzo posible.

¿Le tenemos pánico al reto, a trabajar duro, a quemarnos las pestañas?

... Noooo, es mucho más fácil vivir con Alicia en el País de las Maravillas…