domingo, 23 de octubre de 2011

Tilde's Two Cents: Los Seis Grados de Separación. Una pesadilla puert...

Tilde's Two Cents: Los Seis Grados de Separación. Una pesadilla puert...: De muchos es conocido el concepto de cualquiera en este planeta puede estar conectado a cualquier otra persona del globo a través de una ca...

Los Seis Grados de Separación. Una pesadilla puertorriqueña.


De muchos es conocido el concepto de cualquiera en este planeta puede estar conectado a cualquier otra persona del globo a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Algunos lo llaman "el mundo es un pañuelo". Hay que darle las gracias al húngaro Frigyes Karinthi. Lo que pasa que éste  desconocía nuestra isla donde “el mundo es un Kleenex”.

Si no, dale rewind al tape. ¿Qué haces cuando llegas a un sitio y te encuentras a tu peor enemigo? Ja, en Puerto Rico puede pasarte a diario. Mi hermano dice que aquí es bien difícil pelearse con alguien porque tan solo pensar que te lo vas a encontrar todo el bendito tiempo, te quita las ganas.

En otras palabras ¿vale la pena pelearte cuando vas a seguir teniendo que verle la cara?

Conozco algunos que cruzan la calle para no saludar, están los que dominan el arte de la ceguera porque nunca ven nada para luego decir ¿de verdad estaba allí? Otros su estilo es más confrontacional, y con par de palos de más se transforman en “bien visibles” con intención de ser tu pesadilla. No podemos olvidar al “lechuga relax”,  ese que le importa tres carajos y saluda como si nada. Es mi favorito.

Para mí el mayor estrés lo causa el reencuentro con los exes. ¡Ay Dios mío es que no solo te quitó los panties, te tasó en cueris y encima te escuchó vociferar en momentos de pasión! ¿Se acordará? Mientras pienso ojalá que si... por otro lado tal vez es mejor padezca de amnesia.

Y hablando de la capacidad de olvidar ¿qué me dices cuando te cruzas con alguien que te confiesa eres inolvidable y tu, ni puta idea? ¿Qué hacer? ¿Le rompes el corazón admitiendo ni idea quien es o le haces el día susurrando “y tu, también”?

Asumo esto lo determina cuan fuerte fueron los alaridos en ese momento sublime. Mientras, hago inventario y uso los Kleenex solamente para soplarme la nariz. Al diablo con los seis, cinco, cuatro, dos  y un grados de separación boricua.  ¡Mejor mudarse a París!

domingo, 16 de octubre de 2011

Tilde's Two Cents: Boricua…a la entrada o a la salida…

Tilde's Two Cents: Boricua…a la entrada o a la salida…: El otro día comentaba de mi almuercito nostálgico en Saks. La visita no terminó ahí. Decidí bajar al salón de belleza para un “blowercito c...

Boricua…a la entrada o a la salida…


El otro día comentaba de mi almuercito nostálgico en Saks. La visita no terminó ahí. Decidí bajar al salón de belleza para un “blowercito couture” como diría un amigo.

Elevador, press down y voilá ese salón tan chic, elegante, “so East Side”. Las recepcionistas muy finolis ellas, de inmediato me asignaron peluquera y como por arte de magia, apareció la “shampoo girl”.

Bata puesta para iniciar el ritual. El champú de cine, agua a temperatura perfecta – no muy fría, no muy caliente – masajito y todo con manitas de plata. Eso sí, le notaba un acento al hablar. Pero ella no preguntaba por el mío y yo, obviamente, no hablaba con el “help”. Solo lo necesario. Copiaba a perfección el comportamiento de las brujas de la sociedad neoyorquina que me rodeaban. Por supuesto, yo no iba a poner la nota discordante.

Ya terminado el lavado de cabeza, fui escoltada por la chica hasta la estación donde me esperaba la peluquera. Esta, muy amablamente me hizo varias preguntas y acordamos lo que íbamos a hacer.

Todo marchaba de maravilla. De momento decidió preguntarme de donde era. Muy fina, también a esta le notaba un dejesito conocido al hablar, le dije – Boricua. Ella, más fascinada, respondió – Yo, dominicana.

“Esto se jodió”, pensé. Como si fuera poco, acto seguido escuché como entusiasmada a morir le gritaba a mi “shampoo girl” – ¡Mira, esta es boricua como tu!

Acto seguido veía como mi compatriota se lanzaba hacia mi silla con fotos de su último viaje a San Juan en compañía de otros empleados del salón. Y así, yo que por un momento pretendí ser dama del Upper East Side, me veía tirada al medio por una boricua armada con fotos de lechón y morcillas en Guavate, frituranga de Piñones y el "yo soy de Bayamón" seguido por lo más que temo – y tu, ¿de dónde eres?

Al son de carcajadas y espavientos, me hicieron un blower muy “Upper East Side” para luego ser despedida a la puerta del elevador por mi compatriota y la de la república hermana. 

Así, regresaba al mágico lobby de Saks, ese templo a “Waspidom”, donde luego de haber pagado una fortuna por “shampoo y blower” había quedado retratada como “boricua, pa que tu lo sepas”…

domingo, 2 de octubre de 2011

Tilde's Two Cents: Por poco...

Tilde's Two Cents: Por poco...: La nueva serie de tv – Pan Am – le ha dado un restart al file de los recuerdos en mi computadora. Recuerdo cuando mi prima Lici y yo quéda...

Por poco...


La nueva serie de tv – Pan Am – le ha dado un restart al file de los recuerdos en mi computadora.

Recuerdo cuando mi prima Lici y yo quédabamos bobas con Aileen Moneró. Su claim to fame era ser la única que conocíamos azafata de Pan Am. Era hija de Pipe y Pepita, unos amigos de mis abuelos que habían emigrado a NY y encargados de velar que en nuestros viajes a esta ciudad todo funcionara a perfección.

Aileen, según mami y mis tías, tenía un cuerpo espectacular. Y esto era cierto. Aquel uniforme le quedaba “pintao” y para nosotras, representaba la realización de todas las fantasías.

Tal vez por ello, al graduarme de la Universidad y buscando la forma de estar cerca del futuro padre de mi hijo, decidí solicitar una plaza de “stewardess”, entonces llamadas “flight attendants”, con la Eastern.

Con el pelo perfecto y un traje de piqué blanco con corpiño marrón, fui a pasar la prueba. Me interesaba la ruta de Chicago para poder estar en el Midwest y cumplir mi fantasía de un “happily ever after”. 

Me entrevistó una americana. Cumplía los requisitos me dijo - tenía estatura y peso indicado (¿quién lo recuerda?).  

A los pocos días recibí la gran noticia – había sido aceptada y en una semana salía a training en USA – creo recordar era a Dalllas. Solo quedaba un detalle – ¡no lo había dicho en casa!

Orgullosa de mi hazaña y sintiéndome tan sofisticada como Aileen Moneró, anuncié las nuevas con bombos y platillos mientras transcurría la cena “en famille”. Mami se ahogó y Papi se desfiguró. Rompiendo la regla de nunca hablar con la boca llena gritó - ¡¡¡Que tu quieres ser que, sirvienta!!! Seguido por un estás loca, sobre mi cadáver, y lo peor “tu no eres Aileen Moneró”.

En un segundo vi tambalearse de manos de mi padre la fantasía de vestirme de “flight attendant”, ser envidiada mientras cruzaba los aeropuertos como pasarela, y poder decirle a cientos de hombres guapos – ¡¡Coffee, tea or me!!

Indomable como siempre, reté a mi padre con el cuento de soy mayor de edad y tu no me mandas. Una vez más, lo subestimé. 


No habían pasado 24 horas cuando recibí la llamada del entonces jefe de Eastern en Puerto Rico. Sin estar empleada, estaba desempleada. Papi lo había llamado. Era el hijo de una parienta suya y como él le podía negar algo a Gonzalo Córdova.

Esta es la breve historia de cuando quise volar alto. Nunca me vestí de Pan Am, ni de Eastern, Avianca o Iberia. Sencillamente, me compraron los pasajes al Midwest cada vez que quería ver al novio.

Esta noche sintonizo Pan Am y sueño con ser Aileen Moneró. Mañana regreso a ser Tilde.