martes, 30 de noviembre de 2010

Dos o tres, pero todavía quedan.

Dicen la fe es lo último que se pierde. Cierto es.

Camino a una cita para organizar un evento en un pueblo costero del norte de Macondo, me invadieron todos los prejuicios posibles. Con algo de resquemor, agarramos carretera logrando llegar con exactitud suiza.

Parking disponible frente al edificio. ¡Hum! Buena señal, pensé. 

Nada más entrar a las oficinas, las navidades presente en todas las paredes, en cada saludo, todo escritorio con un Santa, nacimiento o arbolito. ¡Nice!, me dije, tienen el Xmas spirit.

Una vez sentadas junto a nuestra anfitriona, de inmediato nos presentó a todo el personal. Para cada uno tuvo comentarios positivos, algo bueno que decir. “Estamos preparando las canciones para las trullas”, expresión con que inició nuestra reunión. “Too much info”, pensé, “a este paso aquí estamos hasta mañana”.

Yo, muy eficiente, saqué el listado de temas a discutir y uno por uno, en lo que canta un gallo, las respuestas fueron positivas, de espíritu cooperador, con las mejores intenciones. Is this for real? No puede ser.

Decidí recapitular por aquello de asegurarme todo quedaba claro. Marta (no su verdadero nombre) me miró fijamente y dijo, “Matilde, tienes mi palabra. Créeme, es todo lo que necesitas, nosotros trabajamos así”.

Yo avergonzada por mi cinismo capitalino, bajé el moco. Acababa de recibir una lección de vida – en Macondo quedan personas de palabra.

Todavía valoran el que fulano que es primo de sutano que es vecino de menganito te va a resolver porque vienes de parte mía y estamos emparentaos. WOW!

Así concluímos nuestra reunión no sin antes escuchar, “Vamos a almorzar a mi casa porque es donde mejor se come en este pueblo”. Pasmada le contesté, “Oye, Marta, que somos cuatro”.

Ella me abrió los ojos, asumo espantada por mi comentario, y dijo, “Lo peor, le echamos agua a la sopa”.

Esta mujer, hasta hoy desconocida, resolvió todas nuestras preocupaciones, abrió las puertas de su casa y hasta nos dió de comer. Y como si esto fuera poco, nos despidió con una invitación a reyar la víspera del 6 de enero y un “recuerdito” en mano, “porque estamos en Navidad”.

Todos, mudos ante tanta generosidad, iniciamos el regreso hacia San Juan. Con la fe recuperada en nuestro pueblo, concluímos que defintivamente, de que los hay, los hay.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Celebridad. Depende con el cristal con que se mire.


Reunida el otro día, un cliente me pedía recomendara celebridades para adornar una apertura. Sorprendida respondí, ¿Cómo defines celebridad?

Buena pregunta, pensé. ¿Quién o que define una “celebridad” en Puerto Rico? 

Pensaría que Ricky, as in Martin, o Cheyenne, ¿Benicio? si se bañara, el Gobernador de turno o JLo, ¿la consideramos local?

En realidad, hoy las celebridades son muchísimas. Incluso el término a usarse ha cambiado. Antes los llamábamos “personajes” y venían acompañados de un “currículum” o en buen castellano, “una sarta de logros”. 

Hoy, los que conocemos como “celebridades” son sencillamente otra cosa. Son caras y nombres que a fuerza de repetición en columnas sociales se han convertidos en rostros conocidos.

Asumimos porque “salen mucho”, son “alguien”. Abundan los que no sabemos a que se dedican, cual es su trayectoria, de donde vienen, o simplemente, son los o las “ex” de alguien conocido.

También, podemos insertar el “club de las segundas o terceras administraciones” que son las que venden su libertad por una Vuitton y el Cartier.

Para los profesionales de relaciones públicas, no es inusual recibir un pedido de “súbeme el perfil” que significa “sácame en las columnas”. ¿Para qué? Fácil, les hace sentir importante.

El domingo por la mañana, mientras toman el café, se ven en Magacín. El jugo de china sabe más dulce cuando la “berry” vibra con los amigos diciendo el ansiado ¡Te ví! O la llamada a media semana, ¡Salistes en Imagen!

El ego bien infladito. Autoestima por la estratosfera. ¡Hay clippings!

Pero como todo, con una vez no basta. Tiene que ser a menudo. El status de “celebridad” solo se alcanza con la repetición porque como todo, “no es llegar, es mantenerse”. Aquí está el reto.

Recuerdo en una ocasión, y de esto hace varios años, una dama saludó a un cronista social con “Hola, estoy aquí”. Who cares? ¿Es necesario?

Para mí, las más divertidas e interesantes son las “cum celebridades”. Es un fenómeno para análisis por la ciencia de la Siquiatría.

Definición de "Cum celebridad" - aquellas que solo “en su mente” lo son. 

Observemos cuando entran a un restaurante, o al bar de moda, a su “club”. La cabeza en alto, mirada por encima del hombro, actitud hacia todos. Mientras, tu preguntando quién es por lo mal educado o pedante que resulta. Ah, pero llamó tu atención. Logró sentirse “celebridad”. ¡Caminó por el “stand and repeat” de su imaginación!

En realidad, esto de las celebridades es una solemne tontería. Solo sirve para tener un momento de gloria y subir la nariz un par de pulgadas. 

Los “personajes”, las “celebridades”, las “estrellas”, los “famosos” o llámales como quieras, serán siempre fáciles de reconocer por su autenticidad, por las razones de toda la vida – talento, ejecutoria, trayectoria, aportaciones, brillo con luz propia.

Total, al fin y a la postre cuando contesté al cliente quien en Puerto Rico es una “celebridad”, bajé con la verdad - Todo depende con el cristal con que se mire.




jueves, 25 de noviembre de 2010

La encontré. Como siempre, donde menos lo esperaba.

Tomando unas Viuditas entre amigos, fui testigo del encuentro de un grupete de estudiantes universitarios. Con la llegada de Thanksgiving, regresaban a casa para  reencontrarse con los panas por primera vez. Convergían en fuertes abrazos sin importarles mostrar alegría a borbotones.

Al mirarles intentaba recuperar vivencias de un montón de tiempo atrás. Nuestros abrazos, ¿eran iguales? La alegría, ¿similar? ¿Vivíamos con la misma intensidad?

Nuestro mundo y el de ellos no es igual, es bien diferente. Sus experiencias son mucho más reales, más ásperas que las nuestras. Les ha tocado vivir un mundo convulso en muchos renglones – sociales, económicos, familiares. Curiosamente, sus caras y acciones no lo reflejan.

Dando rewind a mi memoria, descubrí que a esa edad entre ellos y yo no existe  diferencia alguna. De momento, el tiempo se detuvo. La familia no se había desintegrado. Los valores, la misma escala. Los sueños clonados a perfección El futuro igual de brillante.

¿Cómo es posible?, me pregunté, ¿si el mundo anda patas arriba? Todo está al revés. Lo que nos espera, Dios mío, ni Walter Mercado lo quiere predecir.

De pronto realicé “el mundo siempre será mundo” es verdad. La inocencia es precisamente lo que empodera a enfrentarse sin miedo al porvenir. Los golpes los soportarán gracias a un entusiasmo desmedido que llevan por dentro. Carecen del cinismo, negatividad, morosidad que permea en nosotros.

¡Las sorpresas que nos da la vida! La tradición y nuestra arrogancia dicta los mayores somos los maestros. Estamos aquí para enseñar, para dar ejemplo. Para mi sorpresa, anoche a mi me dieron un “master class”.

Voy a copiarme de nuestra juventud.  Me he prometido emular el cariño de sus saludos, la fuerza de sus abrazos, la auténtica alegría por el éxito del amigo, el apoyo de grupo.

Recuperar la juventud, dar vuelta atrás al calendario, no es con el ansiado bisturí. Anoche la encontré donde menos la imaginaba – ¡en el ejemplo de los hijos de mis amigos!  

lunes, 22 de noviembre de 2010

De lo sublime a lo ridículo. Al son de música.

Ignoro si las Navidades están a la vuelta de la esquina, aunque yo emocionalmente ande de veraneo, pero mira por donde me he puesto a pensar en la música que me gusta.

A mí me matan las rancheras. No lo niego, me rindo ante los mariachis – bueno, malos o regulares. Si encima tengo una cuantas tequilas, pues ándele, María Felix y yo somos una.

Puede ser porque cuando niña Papi las escuchaba mientras guiaba “carpool” y nos dejaba en el colegio con olor a cigarro y José Alfredo Jiménez en la oreja. O tal vez, porque es imposible no sucumbir ante la poesía de sus letras. ¡Bien lo dijo Sartre!

Las rancheras te mueven cuando te estás enamorando pero perdidamente, aunque por trigésima vez,  o una vez más, te acaban de coronar con cuernos. No importa. Quieres cortarte las venas y que mejor que al son de rancheras.

Una vez recuperado el corazón, te ilusionas de nuevo y los celebras escuchando un buen bolero. Le quitas el polvo a Romances de Luis Miguel y el mundo es otra vez maravilloso. Engarzada a una nueva aventura romántica y con la fe en el amor de vuelta en tu vida, comparas si “Como es él” de Marc Anthony te gusta más que el de Perales. El amor en esta ocasión te lo pone difícil.

Cuando menos lo imaginas escuchas a Gilbertito interpretando un hit de los de Tito Rodriguez y ¡quien para los recuerdos! Cara de Payaso o Inolvidable te suben a la máquina del tiempo.  La melancolía impide bajarte. Siempre se lo digo a Gilbert, “Tu cantas y yo me enamoro”.

Igualito me pasa con los franceses. Nunca me sientes al lado de uno.  Feo o guapo, alto o bajito, el individuo empieza  hablar y yo, ya perdida por él. Si de fondo tienes a La Piaf o mi Charles Aznavour, ¡se arma la de Dios!

También tengo momentos donde me invade la sofisticación.  Soy chica un poco culta por ende, no puedo evitar llorar cuando escucho “O mio bambino caro” aunque sea en un fashion show. ¡Me bebo las lágrimas! Y ¿cómo resistir las emociones cuando suena el Adagietto de la 5ta de Mahler? Echando mano a la caja de Kleenex porque tengo el corazón hecho pedazos.

Diciendo esto, a mi me mata todo lo Spanish Olé. Si no me he “entregao” al son de Corazón Partío de Alejandro Sanz o a por bulerías con Diego el Cigala, estaría mintiendo. Suspiros de España ¡el mejor pasodoble! ... y del brazo de mi abuelo despidiendo el año en el Caparra, vivirá siempre en mi corazón.

Ya con el fresquito que estoy sintiendo entrar por la ventana, me preparo para aceptar que ya las Navidades si están a la vuelta de la esquina. Pero oficial, solo cuando cante Tavín Pumarejo.

Lo tengo claro. En esta vida ¿quién no va de lo sublime a lo ridículo? Triki triki triki.....



sábado, 20 de noviembre de 2010

Made in Puerto Rico. El red carpet.

Aquellos que piensen los red carpets son invención de Hollywood o los grandes festivales de cine europeos….¡¡wrong!! En Puerto Rico es cosa de un montón de décadas. Para tu sorpresa, empezaron en los pueblos cuando el mundo era bien diferente a este que nos ha tocado vivir.

Como contaba en otra ocasión, los pueblos tenían casinos. Cuando en estos se daban los bailes - todos de smoking, luego etiqueta - los no socios y la masa del pueblo se arremolinaban en las aceras, incluso en la calle como noveleros. ¿Recuerdas la palabra? Ya no se usa porque hoy todos somos VIP.

De regreso a novelerear (no confundir con la acción de ver novelas en la tele). La gente se apostaba en las inmediaciones del Casino para ver llegar a los invitados. Imagina la algarabía que se montaba cuando los de “afuera” se emocionaban al ver llegar a sus conocidos que iban ¡“adentro”!

En mi familia materna hay una historia que hasta al día de hoy cuando la recordamos, nos embruja igual o más que si la escucháramos por primera vez. 

Antes de la llegada de las “Misses”, entendamos Miss Universe, Miss Mundo y para de contar, existían las coronaciones. Cada casino tenía su reina, igual de carnaval. Creo que hoy sigue en el Caparra y en alguno que otro club.

Cuenta la leyenda familiar que Mami y Papi, ya casados, se preparaban para ir al baile de coronación de la reina del Casino de Coamo. Estos eran preparativos con un ritual mucho más complicado y rígido que los nuestros para las galas.

Decidir el traje que te iba a coser la modista o encargarlo a la “personnal shopper desde New York” requería más planificación y organización que la utilizada por los generales contra las guerrillas de Osama en Afganistán. 

Recuerda, tampoco había laundry. La actividad pre fiesta en las casas era vertiginosa. Las planchadoras almidonando camisas de etiqueta hasta que quedaran más tiesas que un muerto, la plancha con mucho vapor para eliminar las arrugas de la etiqueta…. Los pelos, había que hacerse los “ringlets” desde temprano para que el pelo te cogiese bien la vuelta o la muchacha con loción en mano haciendo las ondas… Imprescindible - la modista en la casa para aquellos improvistos  – un botón, un zipper, un ruedo suelto…..

Resulta que mi Tía Carmín, la más bonita de las hermanas Santini, no iba al baile de Coronación del Casino porque no tenía partner. ¡Horror! “Te vienes con Gonzalo y conmigo”, le dijo Mami. “Papá y Mamá también van. No seas boba”.

Nada, la pudo convencer. Y así, como por arte de magia, por Titi Carmín se activó el plan familiar de emergencia – corre que corre refrescando un traje largo, que si turbo con el pelo. En fin, Titi Carmín hizo su entrada al Baile de Coronación tan bella como siempre en compañia de mis abuelos, de mis padres. Era tan famosa por lo bonita que la falta de un “partner” no opacó su caminar esa noche por el red carpet de Coamo.

Todos los noveleros gritando, “Ahí va Don Quito con la familia”. Y Mami, "Ves Carmín, lo que te ibas a perder".

La reina del Casino también estaba bella porque, “Mira que Elba Emmanuelli era guapa y simpática”, siempre contó Mami. El rey, en frac, era el mismísimo Jorge Negrete, un Erroll Flynn (los George Clooney de ese entonces).

Tan pronto terminaron de coronar a la Reina Elba, algo pasó que cambió la vida de muchos. Al terminar el vals de apertura, el rey caminó hasta donde mi Tía Carmín y la sacó a bailar. Nunca regresó donde la reina. Se había enamorado perdidamente y por el resto de su vida.

Cuentan que en ese momento y como pólvora, corrió la noticia del “plantón real” cuando entre los noveleros se escuchó a Pilar, la cocinera de mis abuelos, gritar como loca, “El rey plantó a la reina por Carmín”. Vez, tras vez, tras vez.

Así la historia del noviazgo de mi Tío Renán, el rey, con mi Tía Carmín se convirtió en leyenda urbana "Coamo style". En otras palabras, es como si el Príncipe William dejara a la Kate plantada en medio de una fiesta para irse a bailar con otra. ¡Tremendo escandalito!

El red carpet de la coronación se repitió un tiempo después cuando el pueblo en pleno fue a novelerear la boda de Renán y Carmín. Otra vez repetían la historia de como la pareja se había conocido, “Es que Renán dejó plantada a la reina en su coronación  por Carmín”.

Y ¿que pasó con Elba, la reina abandonada? Sepan se casó muy bien con un médico de mucho prestigio. La vida volvió a unirla con mi Tía Carmín y Mami.  Ya casadas terminaron viviendo en el mismo vecindario. Sus hijas, mis primas y yo nos criamos juntas, amigas al sol de hoy, y siempre nos fascinó repitieran mil veces la historia del “plantón real”.

¿Te imaginas esta historia hoy? Noooooo, imposible. Los red carpets de esta época son muy diferentes. Ya no hay noveleros. Todos están adentro.

jueves, 18 de noviembre de 2010

"Life was like a box of chocolates. You never know what you're gonna get." Forrest Gump

Detesto los chocolates, hasta el olor me molesta.

Esto no significa que de niña no me fijara en las muchas cajas de chocolates que recibían mis abuelos por las fiestas – Navidad, Reyes, cumpleaños, santo, día de Madres, Padres. Ellos tenían ahijados por las cuatros esquinas del pueblo y campo.  Las cajas de chocolates, eran el regalo perfecto - accesible a bolsillo y siempre bien recibido.

La caja de Whitman de dos pisos, era mi favorita. El mapa con la descripción y ubicación de cada chocolate era mi tablón de ajedrez. Imaginaba los empleados de la fábrica montándolas y yo, en silencio y a escondidas, moviéndolas cual peón tras la reina.

Esto en realidad tenía un solo propósito - salvaguardar el único que me gustaba – el de la avellana adentro. Venía tanta visita que las estrategias eran imprescindibles. Rezaba porque les regalaran muchas cajas de Brach’s con sus infames chocolates rellenos de cherry. Las detestaba con pasión y con muchas, las posibilidades se comieran mi chocolatito con avellana era menor. 

Otras de mis cajas favoritas eran las de cintas satinadas y mucho dorado. Como adjetivo, “tacky” se quedaría corto. Lo mejor, traían una grandísima y desproporcionada flor – de plástico, por supuesto – en el mismo centro de la caja. En aquel entonces me parecía hermosa y mejor aún, nunca moría. Perfectas para coleccionar.

Habían varios modelos - cajas alargadas de un piso, o redonditas y de dos. Mami y mis tías las miraban con desprecio porque no eran Fanny Farmer o Schraft’s, los chocolates chic de los late 50’s. ¡Los únicos que comían! Nunca más de uno. Disciplina espartana.

Además, para ellas todo lo que no era de 5ta (la avenida en NYC) no servía. Por supuesto, estos de chic ¡nada!

Mis objetos de admiración los vendían en la Farmacia Anselmi, la más importante en Coamo y frente a la plaza del pueblo. Ofrecía la mayor selección y el display, siempre al lado de la fuente de soda. La excusa de llevarme a tomar un “blackout” era mejor que decir que quería ver las cajas nuevas. No podía arriesgarme a que una vez más me regañaran con el consabido - “¿de dónde esta niña saca tan mal gusto? Son horrorosas”.  Eran mis obras de arte. Y la Farmacia Anselmi, el mejor museo de mi infancia.

Un día de Madres, aunque pudo haber sido Padres, alguien se comió el único chocolate que me gustaba. Llorando y protestando me quedé con la fiesta. Me castigaron por haber hecho un show frente a la visita. “Nena, dijo mi abuelo, tu eres muy voluntariosa”.

Decidí vengarme de todos ellos. El pensamiento me hacía bien feliz. Desapercibida y más silenciosa que un ladrón en la noche, eché mano de la caja.  A escondidas y sola, en la esquina más lejana del patio me la comí TODA. ¡Los dos pisos!

Nadie se enteró, ninguno echó de menos la caja de chocolates. Y así, a las cinco de la tarde, iniciamos el regreso hacia San Juan.

Eran los tiempos previos a la Autopista Luis A. Ferré. Se cruzaba por la infame Piquiña con más curvas que una gitarra. El viaje duraba, al menos, 3 horas.

En la salida de Aibonito, me entró un terrible dolor de barriga. Quejosa y llorosa, dejé saber no me sentía nada bien. “Gonzalo, para el carro que esta niña está un poco jincha”, dijo Mami.

Entonces, parando obligados en un cafetín a la orilla de la Carrtera 1, Coamo a San Juan, empezó mi vía crucis.

No hubo suficiente limón para chupar, ni agua de soda para beber que parara mis vomiteras. “De seguro cogió un virus”, comentó Papi. “ No podemos seguir parando porque nunca llegaremos a casa”.

Asomada por la ventana, amenazada con “si me ensucia el carro la mato”, confesé. “Yo no tengo virus. Me comí toda la caja de chocolates”.  

Y así, al son de diana, a puro pescosón, sin recibir ningún consuelo de mis padres, y desidratada llegué a San Juan. Mi relación con los chocolates tuvo su final de Norma.

Hoy, si algún ex-novio lee este blog, entenderá porque nunca dije GRACIAS cuando chocolates fue el regalo que me dió.

martes, 16 de noviembre de 2010

Cambio de receta. Rush!

Dos noticias me han impactado. La primera – Time nos coloca en 3er puesto como ciudad de USA donde más gente linda y sexy vive. Hummm… La segunda, se refiere a un documental llamado “Waiting for Superman”, sobre el pésimo estado en que se encuentra el sistema educativo público, también en USA.

Esto me he puesto a pensar. ¿De verdad que aquí vive tanta gente bella y sexy? Bueno… entonces no entiendo ¿cómo vemos tanta mujer hermosa emparejada con hombres que ni fu ni fa? ¿Por qué paso tanto trabajo al momento de enviar fotos de los parties a los medios? ¿Por qué, por qué, por qué?

Sabemos las boricuas gozan de fama de mujeres hermosas.  Esto no lo cuestionamos. Siempre ha sido así, pero ¿los hombres?

Nunca he escuchado a nadie decir que los nuestros son guapos, están bien buenos, etc. Todo lo contrario. Siempre hablamos hay que aprovechar los viajes para tener “eye candy”. O ¿estoy equivocada yo?

Sí, es cierto, tenemos algún chico que otro guapuchón, se puede colar un madurito que no le va mal pero siempre como excepción, no como regla. Trato de recordar cuántas veces invoco “Hellooo 3 B”!!! como en Wedding Date. No muchas… las recuerdo todas y en su mayoría, son aves de otros parajes.

Tengo que darle un call a Arnaldo. El, que tantos shootings hace y va de gala en gala, coctél en coctél, tal vez me pueda dar las coordenadas para llegar al lugar donde se encuentra la abundancia que nos entrona como los terceros más sexy. Hay que hacer este “SOS”.

El tema de esperar a Superman como salvador de lo que sea, en este caso del sistema educativo – tema muy serio, nunca me ha tenido de fan. Yo, prefiero a Prince Charming ante cualquier super héroe.

Será mi naturaleza independiente o personalidad OCB por lo que nunca he querido a Superman. Me gusta yo resolver las cosas y a mi manera. Nunca he querido que venga ninguno a tirarme el salvavidas. Esto lo apliqué exclusivamente a Papi y porque a él le fascinaba ir resolviendo los problemas de todos en casa.

Lo que siempre he querido es un Prince Charming…pero como compañero ideal. No en corcél blanco. No me tiene que rescatar.

El príncipe que busco es para que me apoye, escuche, intercambiemos ideas para solucionar situaciones…en fin, un gran compañero para viajar por la vida. Y by the way, que avance que no me queda tantísimo tiempo…¡que llegue antes que el Alzheimer!

En este tema, me ha pasado como a San Pablo en su momento de epifanía… se han caído del caballo. Tristemente… más de uno. No bajé las expectativas, lo bajé del caballo. Quiero a Prince Charming  caminando con “los pies en la tierra”.

Luego de leer estas noticias…¿estará mi Prince Charming en el tercer lugar de USA donde más gente linda y sexy vive?

Puede ser que no lo he encontrado en Macondo ¡¡¡porque no he cambiado la receta de mis espejuelos!!!!

Te dejo. Voy a chequearme la vista… RUSH!


lunes, 15 de noviembre de 2010

El país de las maravillas. Residente.

Recibía en mi “Inbox” un email promocional que captó mi atención por el descaro con que se plagiaba un concepto.

Sí difícil es ser original, más difícil es copiarse bien. En este caso, era tremendo ejemplo de  “una boricuada” – sinónimo de barbaridad que solo los puertorriqueños podemos cometer.

Me molesta el plagio, pero más me endemonia la naturalidad con que lo hacemos a diario. Es que es más cómodo, más fácil el copiarse en lugar de dedicar tiempo y esfuerzo a la creatividad positiva, constructiva. ¡Jamás pensastes! Eso es muy duro y da trabajo. Prefiero lo fácil. Dame el “shortcut”.

Nos hemos acostumbrado a aceptar como excelente todo lo que es mediocre. Como pueblo, sufrimos de pánico al momento de criticar con razón, exigir mejor calidad, eligiendo hacernos de la vista larga. No podemos arriesgarnos a ser marginados, no invitados, a no ser miembros del grupito. Mejor callo, mejor acepto, mejor me pongo la venda.

Pregunto si por eso que cuando salimos fuera de nuestra zona de comfort no brillamos, no triunfamos. A veces conversando presumimos del éxito de tal o más cual compatriota que cosecha éxito tras éxito en el extranjero. Preferiría fuera la norma, no la excepción.  ¡Me encantaría cansarme de celebrar!

Mirando a mi alrededor veo tanto talento en infinidad de disciplinas pero no dan más flores porque la mediocridad que aplaudimos tiene fuerza colectiva.

Si prestas atención a como acostumbramos hablar, entenderás fácilmente lo que quiero decir.
Cuando decimos que una niña es bonita, siempre  “es la más bonita del mundo”, o si el chico es inteligente “es el más inteligente del mundo”, o si destaca en el deporte “es una estrella a nivel internacional”.

Aquí nadie es el mejor en nuestra isla, el Caribe o este hemisferio. En Puerto Rico siempre nos equiparamos a nivel mundial.

¿Qué ejemplo más clásico que ganar Miss Universe todos los años? 

Cuando perdemos es por culpa de una metedura de pata nuestra. El chivo expiatorio más reciente - Luis Antonio. De seguro fue el traje.  

Imposible pensar competían niñas más bonitas, más preparadas o que dieron el máximo en el momento indicado… No, la nuestra era la mejor y no ganó. ¿Cómo entenderlo? “Ella” siempre fue la más bonita del mundo.

Una vez más, miremos a nuestro alrededor. Estamos super poblados de caciques. No hay indios porque en Puerto Rico todos mandamos, nadie sigue órdenes. Somos 4 millones de jefes, nadie es empleado.

Visitamos una oficina para resolver un asunto que en cualquier país civilizado bien pudimos haberlo hecho por teléfono, via internet. “No, te dijeron, es en persona”.

Mientras esperas en fila, observa a las  personas que te van a atender. Mejor empieza a rezar.

Tratas de identificar aquel que se ve menos apestao o agriao. Llega tu turno y lo primero que te dicen es NO. El problema NO tiene arreglo, todo está bien. Para rematar, el error es tuyo, eres el equivocado. Es más fácil decir NO que tratar de ayudar. Entonces... sin remedio pides la investigación que nunca se “investiga”.

Has sido víctima de una boricuada. Tu única altenativa es empezar a llamar desde el celu a ver quien tiene una pala para resolverte.

¿Por qué no somos más exigentes? ¿Es conformismo o vagancia? Como país, nos esforzamos en fomentar la mediocridad para destacarnos con el menor esfuerzo posible.

¿Le tenemos pánico al reto, a trabajar duro, a quemarnos las pestañas?

... Noooo, es mucho más fácil vivir con Alicia en el País de las Maravillas…


sábado, 13 de noviembre de 2010

Lo dijo Pedro Navaja – La vida te da sorpresas.

Escuchaba con interés a un hombre de éxito ofrecer una conferencia. Más bien, motivadora y esperanzadora para un público deseoso de saber su historia.

La publicidad había sido efectiva. La sala estaba llena a capacidad, y se respiraba entusiasmo. La audiencia estaba compuesta igualmente por hombres y mujeres, quienes junto a los organizadores, estaban claros el orador no defraudaría.

Guapísimo como de Hollywood y con una sonrisa impresionantemente bella, sorprendió por su sencillez. Esperaba un individuo de presencia distante y tal vez arrogante. Me había equivocado. Era todo lo contrario, ¡de show!

La charla se centró no solo en la virtud de trabajar duro, sino en la importancia de identificar necesidades y sin temor, aprovecharlas para brindarles atención inmediata. Había que sentir “el dolor” del otro, expresión que usaba para identificar “necesidad de prestar servicio”. Aclaro, no era médico ni curandero de espíritu.

Compartió sus conocimientos mientras reflejaba sencillez y don de gentes. La continua mención de sus padres y cuan importante había sido el ejemplo y valores de ellos, resultaba encomiable. Fue tejiendo su historia de sacrificio, disciplina, y dedicación que no dejó a nadie indiferente. Ni a mi.

Aquel hombre llevaba una vida tan centrada en su carrera que no tenía ni un periquito. Me imaginaba su casa tan estéril como el apartamento de George Clooney en “Up in the air”. Su vida estaba centrada en el trabajo. Menos mal que nos dejaba saber continuamente el apoyo de sus padres y la “familia” profesional desparramada por el mundo. De lo contrario, lo hubiéramos querido adoptar.

La interacción directa con la audencia una vez bajado del podio, continuó. Esto permitió ver cuan cercano y accesible resultaba. Dedicó todo el tiempo del mundo a los que se acercaron deseos de saber un poco más para inspirarse a triunfar. Este hombre se merecía todo el éxito que había logrado, y mucho más.

Al despedirse fue igual de amable y respetuoso. No dejó a nadie indiferente. “Pues mira por donde, me dije, todavía quedan hombres trabajadores, educados y encima, disponibles en Puerto Rico”.

Recomendé a mis amigas no botar su “business card” ¡era un prospecto excelente! A este había que incluirlo “rush” en las listas para los parties. Excelente, “just in time for Xmas".
  
Par de días después, una amiga que organizó la conferencia me contó el resto de la historia. El hombre perfecto se derrumbó estrepitosamente.

Durante la conferencia había prestado tanta y tanta atención a los participantes que pudo identificar una chica universitaria que le entró por el ojito derecho. 

Sin encomendarse a nadie, llamó, texteó, envió emails, dio seguimiento incesamente hasta que obtuvo el nombre y entró a Facebook para hacerse su amigo. Hizo uso de las mismísimas estrategias que había desarrollado para su vida de éxito profesional vertiginoso.

Lo que se le pasó fue que en el aspecto personal, a las personas les rigen otros valores. Entre un hombre en sus “40 plus plus” y una chica de “college” hay un abismo de diferencias. Se llama respeto, decencia y dos dedos de frente.

¿Qué pueden tener en común si les separan al menos dos vidas? ¿La promesa de ven a mi casa a cenar y tomar champagne? Hellooooo, al tipo se le quemó el cerebro en alguna de la miles de cabinas “First Class” en que se ha montado.

El conferenciante de éxito, el motivador por excelencia, nos ha dejado saber bien claro porqué no tiene ni un periquito y porqué lo quieren solo sus papás. En su prisa por correr por el mundo a resolverle “el dolor” a otros, perdió la brújula y se equivocó.

Enseguida llamé a mis amigas y les dije quemaran su business card porque todo lo que brilla, definitivamente no es oro.   

jueves, 11 de noviembre de 2010

Los hijos varones y su relación con nuestros zapatos.

Muerta de risa luego de leer las ocurrencias del hijo de una amiga, había inventado una plegaria integrando a Christian Louboutin, recordé varias aventuras que Martin y yo hemos compartido con el tema de zapatos.

La nuestra es una relación simbiótica resultado de nuestro particularísimo caminar por esta vida. Sorprendentemente, acepta y entiende todas mis eccentricidades sin pestañear y se echa el mundo por montera. Como bien expresa, ¿qué voy hacer si eres mi mamá? Buen comienzo.

Las maratónicas sesiones de “shoe shopping” conmigo le han desarrollado una paciencia mayor que la de Job y una habilidad para estrategizar como encontrar el “it shoe” del season, superior a la de un general de cinco estrellas.

En búsqueda de unas ballerinas orange de Chanel, visitimos al menos 5 de las 9 boutiques en NYC. Viéndome a punto de lágrimas, obvio me moría por ellas, decidió él resolver la situación.

Armado con su I Phone, acabado de salir al mercado en aquel entonces, hizo el “search” y llamó a las restantes boutiques. “Las tienen en la de la 57 y Mami, solo queda un par y es en tu size”, gritó. Yo feliz.

Ante mi complacencia tomó la decisión de salir corriendo hacia la boutique en lo que yo “entacadita hasta las teleras” me llegaba hasta el lugar. Allí sentadito con la caja negra en mano, me esperaba.

Nada más yo entrar le dijo al vendedor, “Esta es la obsesiva de mi madre que se moría si no encontraba este zapato”.  Sin vergüenza alguna continuó, “más vale que te sirvan porque hasta aquí llego yo.”

Las conservo en su caja, con todos los papeles de seda y en sus bolsitas. Por cierto, la caja dice “last pair”.

Otra vez y mientras Michelle, su novia, trabajaba en Finanzas de Louis Vuitton, me enamoré de unos zapatos dorados con el taco en metal y con el nombre de la marca grabado. Era el “it shoe” de esa colección y yo salibaba por ellos. No quedaban en ninguna tienda, ni aparecían en el internet.

“Martin, please”, le dije, “pide a Michelle busque en el sistema todo el tiempo. Es la única forma y ella si tiene acceso.”  Una vez más con su santa paciencia para con mis peculiaridades no solo habló con Michelle, incluso le pidió socorro al jefe de ella. Me imagino no le fue fácil explicarme al francés. ¡Ni preguntar quise!

Un domingo, a las diez de la mañana, me llamó. “Mom, nos acaba de llamar el jefe de Mich. Apareció un par en el “flagship store” en 5ta.” Ambos se vistieron y en medio de una nevada garrafal, fueron en busca de mi tesoro.

“Los tengo en mis manos, Mom”, dijo. “You owe me big time’. Todavía estoy pagando esa pero cada vez que me los pongo, me siento como de show. Valió la pena pagar la extorsión de Martin.

Hace poco llevé al zapatero unos Louboutins que adoro, what else is new, a cambiarle las tapitas. Entre una cosa y otra pasó un mes. Un sábado al recogerlos me percaté el balance era un poco más de lo usual. Al preguntar al zapatero, me explicó la suela estaba gastada y las había cambiado.

WTF ¡mis suelas ROJAS! Ahí, de frente y como a gritos mis hermosos Louboutins con ¡¡¡un par de suelas de goma GOODYEAR!!!

Muda y apunto de cometer un asesinato regresé al carro. Llorando, rabiosa e indignada ante semejante barrabasada, llamé a Martin.

“Esta bestia ha destruído mis animal print  de Louboutin, mis zapatos favoritos”, le dije con voz temblorosa. Y él con su santa paciencia, una vez más en su vida me dijo, “Mom, todos tus zapatos son tus favoritos”.

¡Qué graciosito! “No llores más”, siguió, “me los mandas Fedex y te los llevo al Leather Spa”.

Así mis Louboutins se fueron camino a NYC en busca de un milagro. Una vez más, Martin se veía en otra situación difícil gracias a mi pasión por los zapatos.

Luego de ver desmayarse a los zapateros cuando abrieron la caja de Fedex, me llamó para decirme, “Mom, no te preocupes. Me dicen nunca habían visto un desastre tan grande pero confía, te van a resolver”.

Hace poco los recibí de vuelta. Hicieron un milagrito, la suela no dice Louboutin y carece de su autógrafo como las originales, pero es roja y no dice “GOODYEAR”.

Gracias, Martin. I LOVE YOU!






martes, 9 de noviembre de 2010

El tiempo no perdona.

Una tarde, Mami, muy triste, me contó habían diagnosticado cáncer a la que fue “flower girl” en su boda. Sucedió durante mi adolescencia y me impactó muchísimo lo afectada que quedó mi familia ante esta noticia.

Lo que no olvido fue el detalle que el esposo y los padres de la enferma habían cubierto todos los espejos de la casa. No entendía. Me parecía extraño y cruel.

Con el atrevimiento que siempre me ha caracterizado, pregunté porque habían hecho eso. “Nena, es que ella era preciosa y la casa estaba llena de espejos”, explicó Mami. “Está muy desmejorada, la cortisona la tiene bien hinchada y quieren evitarle vea reflejado su deterioro”.

Sentía era injusto a esta mujer tan joven tuvieran que tapiarle sus espejos. Era como de novela mexicana. Me pareció horroroso.

Otro día Mami y sus hermanas, inseparables las tres al día de hoy, hablaban como cierta mujer de la sociedad de San Juan se “conservaba tan bien”. Yo, que la conocía imprudentemente abrí la boqueta y dije, “Es que es jamona y no pasa malos ratos porque ni hijos tiene”.

Luego de haberme ganado un pellizco, de los que te llevan el pedazo, siguieron cuchicheando del tema y concluyeron, “No es lo bien que se conserva, es que como siempre fue fea, ahora ya no se ve tan mal”. Salí corriendo muerta de la risa antes que me dieran otro pellizco por escuchar detrás de las puertas.

Ambas historias quedaron dormidas en mi memoria hasta el día de ayer.

Mi socio Rafa llevaba par de días preparando un video para una reunión familiar. Entre tantas fotos encontró varias de cuando iniciamos nuestra amistad. Empezó a compartirlas conmigo via su I Phone, el juguete nuevo porque enterró la blackberry.

Fotos en galas, fotos en este coctél, fotos más fotos y dale que dale. Unas tomadas por Chino de El Nuevo Día, otras por Iván Batista….en fin, “down memory lane”. A mi no me daba gracia ver los varios looks de pelo, ropa y maquillajes, unos más acertados que otros.

Aunque no lo decía, analizaba cada foto como con lupa. ¡Dios mío como ha pasado el tiempo! No fue hasta ayer que Rafa apareció en la ofi con una foto de los dos. Mi staff, a gritos peleándose por quien la veía primero. “Yo”, les dije.

Ante mis ojos tenía una foto de hace 15 años. Enmudecí. “Coño, que bien me veía”, pensé. Lo que seguió después fue un tsunami emocional.

¿Qué rayos pasó? ¿Será posible la vida me haya castigado tanto? Creo que hasta temblé.

Las chicas me arrebataron la foto y gritaron al unísono, “Tilde ¡que bella tu eras!” En ese mismo instante me quise morir.

Indignada, les arrebaté la foto y recuperando algo de mi dignidad vociferé, “Ok, esto mismo es lo que les espera a ustedes en 15 años”.

De pronto y como si un mismísimo flash me hubiera caído del cielo, recordé detalladamente aquellas historias que Mami me había hecho.

Es verdad, no estoy enferma y a Dios, doy mil gracias. Tengo un hijo y he pasado malos ratos, pero muchos más han sido los buenos.

Entonces, ¿por qué salí corriendo hacia casa a tapar todos los espejos?

lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Quiénes son? ¿Dónde están?

Retomo el tema del arte de conquistar porque hace poco escuché el término “latin lover” y me pregunté ¿existen hoy? ¿Es cosa del pasado?

Suena cincuentoso y mi imaginación lo coloca a la hora del coctél en la Riviera Francesa, vestido de “smoking blanco”, bailando en una terraza frente al mar en noche de luna llena. ¡De show!

Fuera de Rodolfo Valentino y Jorge Negrete, el más más en esta liga fue Porfirio Rubirosa, “Rubi” para sus amigos. Para mí también.

Dominicano, hijo de diplomático, se casó tres veces por dinero – Flor de Oro Trujillo, la única hija del General Rafael Trujillo, Doris Duke, famosa heredera del tabaco, y Barbara Hutton, la original “Pobre niña rica”. Aparte de incontables amantes, one-night stands, y una última esposa, su viuda la actriz Odile Rodin.

Cuentan que a Porfi todas sus mujeres nunca lo dejaron de amar porque era un tigre en la cama, tremendo deportista, y para rematar, un romántico empedernido.

También lo ayudaba la leyenda urbana sobre lo bien “equipado” que estaba el chico. Al punto, que por esos años a los “pepper mills” grandes en los restaurantes de París los llamaban “Rubirosa”. ¡Genial!

Para cimentar su fama, el dinero que se ganaba en la cama, Rubi lo gastaba en las cosas buenas de la vida de un hombre de su tiempo – otras mujeres, polo ponies y dos hermosas casas en Francia. Era reconocido además por ser un “man’s man”. Sus amigos varones le adoraban. Vaya, que casi casi de proporciones super héroe.

Rubirosa, me recuerda a los dinosaurios. ¡Una especie totalmente extinguida! ¿O pónte a contar con los dedos de la mano los hombres que conoces estilosos, tigerazos, charming, y pana de sus panas? De seguro te sobran unos cuantos dedos.

Pensándolo bien, no están extintos. Han evolucionado como toda especie. El hombre siglo XXI es resultado de mutaciones hasta conventirse en la especie adecuada para sobrevivir estos tiempos.

Sí, los conocemos posedores de muchos atributos pero no precisamente de aquellos de moda en los años 50 y 60. Igual, nosotras las mujeres no somos nada parecidas a las de la época de Rubirosa. Especialmente, en los tiempos catástróficamente económicos que nos han tocado.

Vivimos en un mundo donde hasta los príncipes y princesas tienen que trabajar. Los palacetes se han transformado en oficinas o si continúan en manos de la familia, totalmente abiertos a turistas para poder hacer frente a los pagos por impuestos sobre la propiedad o de herencia.

Analizemos como se corteja hoy. A veces se insiste en ir güita y mitad al momento de pagar la cuenta en un date, cada cual llega por su lado y no es sorprendente, un pana o amiga se invite como lo más normal. Aquello de “two is company, three is a crowd” ha pasado de moda. Ahora se anda en bonche.

Hoy es un reto mantenernos misteriosos, excitantes, interesantes porque hay Skype, texto, bbms, y chateo. Entonces, ¿está todo perdido? Por supuesto que no.

Debemos determinar si tenemos espacio para un “Rubirosa”. ¿Hoy estamos dispuestas a lidiar con un hombre como él? Las respuesta es no.

Por más chic y romántico que haya sido, la mujer de hoy necesita un hombre para hoy. No los habrá exactamente igual que Rubi porque nosotras tampoco somos como la Trujillo, Duke, Hutton, etc.

Lo que si añoramos y sin cambiar con los tiempos son muchos de las cualidades de aquellos “latin lovers”. Nunca pasa de moda el romance, misterio, la conquista, la “puterí”, en fin, enamorarse.

Aunque no me creas, estoy convencida los tiempos son mejores. Lo que si, todo depende como lo manejamos. Me encanta que hoy casi no hay limitaciones, el mundo es un pañuelo, las distancias se terminaron.

Lo que hay que encontrar es la orma para nuestro zapato. Igual que en los tiempos de Rubirosa, la pareja perfecta es difícil de encontrar. Ayer, hoy, siempre. Hay cosas que no cambiarán.

Me consuela aquello que dice “el que busca encuentra”. ¿Alguien ha visto a mi tigre?


domingo, 7 de noviembre de 2010

Deseando volver al pasado.

En esta ocasión el tema que me ha puesto a pensar y comparto, son tantas fiestas donde se ha botado la bola fuera del parque. No por la ausencia de glamour o diversión, sino por lo desmesurado de la pretensión y delirios de grandeza entre los asistentes.

Busco entender que nos mueve a colarnos, formar escandalitos si no aparecemos en listas, a llamar y exigir o peor, estar cortesmente invitado y cuando se acaba el cachete del coctelito, salir corriendo como alma que lleva el diablo.

¿O pensamos nadie se da cuenta? ¡Qué finos! Definitivo, … la mona, aunque de seda vestida, sigue siendo mona. Algunos comportamientos parece no los podemos cambiar.

Y es aquí, donde decidí buscar referente iniciando mi proceso de análisis.

Recordé una tradición de nuestra cultura - los casinos – aquellos clubes que la sociedad puertorriqueña institucionalizó en los años de la Restauración (después del 1876 con el regreso de Alfonso XII al trono español). Chic el asuntito este.

Aclaro, los casinos en este particular no se refiere a casas de juego, todo lo contrario, el nombre correcto era Centros de Instrucción y Recreo. El eje central de los mismos la biblioteca donde los socios tenían acceso a todos los periódicos y revistas de la época. Amén de bailes, y otras actividades a tenor con los tiempos. Muy “british”.

La sociedad de entonces estaba claramente demarcada. Existían en los pueblos grandes tres casinos – Casino Español (ó inglés dependiendo la cantidad de habitantes de una u otra etnicidad), el de los blancos y el Casino de Artesanos, donde se agrupaba la raza negra. En los pueblos pequeños dos – blancos y artesanos.

Esto no es lo más importante en esta retrospectiva, lo que sí el respeto al proceso de membresía. El mismo lo regía uno muy serio de “solamente por invitación”. Se respetaba y aceptaba, era imposible pertenecer a todos. Estaba claro. Nadie lo cuestionaba.

El cambio a nuestra sociedad como la conocemos hoy dió inicio en 1936 con la creación de los clubes cívicos como Leones, Elks, y otros.  La transformación la analizó Rosario Ferré de esta manera en su libro  Maldito Amor (1986) cuando dice,

“Entre el Puerto y el Rico, en otras palabras, media nada menos que la transformación de la isla, de una sociedad agraria de inmovilidad feudal,
a una sociedad industrializada en la cual la identidad se encuentra íntimamente ligada al cambio, a la constante transformación”.

En ningún momento nadie le pone claramente el cascabel al gato. Se llama la mala educación.  

Nunca, por nada del mundo, debemos regresar a vivir en una sociedad altamente polarizada y demarcada por factores socioeconómicos. Esto no soluciona el problema.

Basta con ver lo que nos rodea. Si todavía alguien lo duda, sepa es obvio el dinero no da clase, ni estilo, ni buen gusto. ¡Nunca!

Por el contrario, sí la buena educación. Esa que recibes de tus padres en casa cada vez que te inducen a no hablar con la boca llena, a pedir permiso antes de hablar, a no juzgar, a respetar.

Por esto es que deseo volver al pasado. Extraño el Puerto Rico del respeto, de la cordialidad, la amabilidad. Detesto el Puerto Rico de la vulgaridad, la grosería, de la ordinariez.

Aquellos cuya existencia es la más lamentable, la que inventó Sunshine con su frase– “Soy cafre y qué”. Yo, prefiero ser fina ¡y qué!

Ahora mismo busco la tijera para seguir recortando las listas para las fiestas que se avecinan.



sábado, 6 de noviembre de 2010

Señora, ¿dónde le duele?

Luego de trabajar un evento, llegué a casa esbaratá. No era para menos, había estado dando más vueltas que un trompo por 7 horas.

En mi camita y a oscuras, con el aire bien friíto, caí en brazos de Morfeo. ¡Ah, que alivio!

La profundidad de mi sueño se vió interrumpido de pronto por un bendito dolor en la cintura. Sin remedio y a oscuras, eché mano del frasco de Advil Liquid Gels. Y así, casi sin abrir un ojo, con el vasito de agua me las tomé. ¡Perfecto!

En pleno estado Alfa, unas agujetas en el ciático izquierdo me quitaron la paz. Y ahí, sin remedio y evitando otra vez prender la luz, busqué a ciegas el gel de ibuprofen. Entre despierta y dormida quité la tapa y con buen tempo, me dí un sobo esperanzador.

No tuve que levantarme a lavarme las manos según las indicaciones del producto. Me dolía también la mano izquierda de tanto textear, por lo que aproveché el 2 x 1, entiéndase, sobo simultáneo en mano y nalga izquierda. ¡Me vino de perilla! Casi casi sumida en una coma de aspirina, retomé el sueño.

Ya de mañana, menos estropeá, me levanté para descubrir tenía los tobillos hinchados. ¡Malditos Louboutins!, bueno, “con un sobito esto lo bajo”, dije. Estoy obsesionada con tener siempre los tobillos finos por aquello que mi abuela repetía, “mujer de tobillos gordos es hija de campesinos”. Yo, por supuesto, siempre descendiente de realeza. ¡Nada más faltaría!

Busqué mi cremita de Origins “Leg Lifts” y comenzé un dale que dale pie, tobillo y pierna que surtió efecto. Como eso de que el cansacio se combate a fuerza de descanso, regresé a mi cunita. 

Dando gracias a Dios por ser fin de semana, de vuelta a descansar pero con las piernas levantadas para ayudar a la circulación. Ya relajada gracias a Vanity Fair, mi paz la interrrumpió un cantazo eléctrico en la rodilla izquierda. ¡Ay, madre!, esto parece no tener fin. Pero… para esto están los “ice packs”. Cojeando un poco, caminé a la cocina y en el freezer, bien congeladitos, ¡mis bolsitas azules!

Ok, de vuelta a la cama. Piernas levantadas, hielo en la rodilla, todo bajo control. Hum, y ¿este tirón en la cadera? Revisando las indicaciones del gel y mirando el reloj, constaté habían pasado 4 horas por lo que pude re-aplicarlo. Oye, que hay que ser cauteloso para no terminar como algunas estrellas de Hollywood...

En mi lucha contra el dolor, llegó el masajista que sin darme alternativa había tenido que esperar hasta el “weekend”. Confirmé una vez más aquello que dice, “Dios sabe porqué hace las cosas”. Así y disimulando calma, lo dejé entrar.

Dándome su background y explicando su sistema para dar masajes, introducción de rigor para nuestra primera sesión, me preguntó, “Señora, ¿dónde le duele a usted?”. Y yo tranquila, tragando gordo, le respondí, “Caballero, a mí me duele desde la cabeza hasta la misma punta de los pies”.




jueves, 4 de noviembre de 2010

¡Qué mal nos va!

Leía el otro día que los hombres menores de 60 habían perdido sus modales. El caballero en corcél blanco galopando a salvar del peligro a su damisela quedaba definitivamente en el pasado.

¿Es cierto? En su mayoría, sí. En Puerto Rico, parece que el último caballero andante fue mi ex-vecino Juan Ponce de León.

Se te vacía una goma y luego de media isla tocarte la bocina y darte el dedo, porque estás bloqueando el tráfico, y tienes la suerte que un alma buena venga a socorrerte de seguro es mayor de 60.

¿Qué me dices cuando no te prende el carro y preguntas, “Tienes un jumper”? Los jóvenes te miran como si hablaras en chino, o peor, piensan le quieres cachetear la última pepa de moda. Te salva la pareja de viejitos que en el baúl del carro tienen hasta flashlights porque, “Doña, uno siempre debe estar preparado”.

¿Y cargando las bolsas de la compra mientras negoceas con la cartera en busca de las llaves? Si te viras a mirar quien te dice, ¿"La puedo ayudar”? Fíjate, segurito más de 60.

Observa a las recién paridas tratando de poner al baby en el car seat, doblando el coche y con la bolsa de tereques en el piso. No la ayuda ni el del valet que le costó al menos $10 en Plaza y $25 en un hotel. El empleado que la ayuda es el hombre mayor, los jóvenes le cogieron la propina y a “juyir Crispín”. “Pa’ eso está el viejo”, piensan.

Para rematar, presta atención cuando un “senior” está cruzando la calle. Solo escuchas bocinazos y gritos de, “Coño, avanza que voy tarde. ¡Jodío viejo!”. Confirmado. Ahí, otra vez una cara jóven vociferando improperios.

El problema no es solo Puerto Rico, es global. Lo que sucede es que en nuestra isla lamentablemente pasa todo el tiempo sin diferencia de clase. Y como somos 100 x 35…lo peor, lo peor es cuando te viras y descubres  que el grosero, mal educado, desconsiderado y mal nacido... TU LO CONOCES.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Parte 2. Que tiene ella que no tengo yo.

Me declaro fanática de Anna Della Russo. La prefiero a Carine Roitfeld o Anna Wintour. Lo malo que Anna es directora de Vogue Japón y aquí no es fácil consiguir esta edición.

¿Qué me fascina de Anna? Para empezar es italiana…todos en algún momento de nuestra vida soñamos ser italianos. Ah… ¿quién no desea una casa en La Toscana, pasar los julios en Capri o morir de amor en La Sirenuse? No me avergüeza admitirlo…para nada.

Volvamos a Anna. Es divertida, para nada casada con un look a lo Wintour ni victimizada por las tendencias como Carine. Anna sabe llevar todo lo de pasarela sin hacer el ridículo ni dejarnos indiferentes.

Pero mi aspecto favorito de Della Russo es su faceta de coleccionista. Mientras yo sin remedio tengo que satisfacer mi pasión por la moda virtualmente y sin apretar SEND, Anna es posedora de un colección envidiable de ropa. A diario, al menos tres veces (un promedio de las veces que se cambia de ropa), camina entre montañas y montañas de lo más exquisito y sofisticado del universo de la moda.

Sorpresivamente, detesta la ropa al estilo vintage. Lo que la “turn on” es el olor a tienda nueva, no a traje viejo. ¡You have to looooove her!

Solo imagina zapatos, ropa, carteras, y accesorios por montones. Uno encima de otro. Choice after choice...uno más hermoso que el otro... Esto es mejor que ir a Disney o hacer fila en Krispy Kreme. 

La falta de espacio en el closet, no la imaginación, por momentos le causó problemas limitando sus alternativas a la hora de vestirse. Esto tuvo solución inmediata.

Para esta chica ni closets, ni vestidores. Anna tiene dos apartamentos  contiguos al que vive exclusivamente para guardar su ropa… y climatizado a 55° F! Menuda facturita la que recibirá de la versión italiana de la AEE. ¡Me la puedo imaginar!


Mi fantasía es la realidad de ella. Digo los apartments, no la cuenta de luz.

Para acabar de destruirte, te doy el inventario más reciente de sus “apartments cum closets”, por supuesto… sujeto a tesoritos recién llegados. Su colección de ropa ha cogida vida propia al punto que tiene más de 250 “tuxedo jackets” y sobre 4,000 pares de zapatos.


¡Good-bye Imelda Marcos! ¡ Hellooooo Anna!


martes, 2 de noviembre de 2010

Con tan solo click.

Me he vuelto una “internet shopper”. Es el mundo ideal para “retail therapy”.

Te recomiendo buscar las tiendas más fabulosas del mundo. Entras y dependiendo del humor en que te encuentras, haces click en el departamento que te satisface en ese preciso momento o la necesidad que impera.

Mis favoritos – Saks, Neimans, Bergdorf, Nordstroms, Tiffany, Bloomingdales, Net a Porter, y porque no, también Macy’s. Estos son los que visito con más frecuencia. ¡Ni te cuento las que tengo en los "Favoritos" en mi compu!

Si estás en busca de un par de zapatos, voilá, ahí tienes cientos de alternativas. Incluso, es bien fácil ir de “site” en “site” si a la primera no encuentras tu tamaño. Una maravilla. Te garantizo no te vas a quedar sin el más codiciado, el que vistes en la revista y es un “must have”. 


La búsqueda te lleva a tiendas que no conocías, jamás pensastes existía o aquellas solo accesibles hasta hace poco a las Carolinas de Mónaco, Rotschilds o sultanas del Medio Oriente. Ellas y tu ahora pueden vestir igualitas con tan solo tocar una tecla.

Me fascina planificar mi vestuario por temporada. Nada como ver las piezas de Albert Elbaz de Lanvin que ofrece Bergdorf ‘s y no necesariamente exactas a las que ordenó la compradora de Saks. En otras palabras, la colección casi al completo lista para llenar tu “bag”.

Por cierto, es importante los previews de las colecciones. Puedes reservar con bastante anterioridad los trajes para las galas de diciembre que presenta Carolina Herrera o el gran Oscar de la Renta. Los zapatos por igual, los reservas y no más están disponibles, toca Fedex a tu puerta.

Ni hablar de las carteras. Puedes seleccionar el “it bag” de la temporada en todas sus versiones. Ahí están esperando tu click, incluso tienes acceso a las “exclusivas” para algunas de las tiendas. Esto lo he visto más recientemente  con el “Peek a boo” de Fendi que me tiene mala. ¡Hasta forrado en estampado de cocodrilo rosado y otra con mink! Ya no me caben en el closet.

Con todo lo de joyería pasa igual. Los brazaletes de brillantes de Tiffany’s tienes que pedir al menos tres. Muero por las pantallas con el drop en “Canary Yellow”. Uff.

Para completar, la propuesta de cremas anti todo ¡disponibles! Ignoraba en el mundo existían tantos científicos o cirujanos plásticos - sentados todo el día en el laboratorio -inventado formulitas para venderlas como aceites de serpiente “cura todo” del Viejo Oeste.

Si tuvieras algún problemita con la orden, disponible las 24 horas el personal de Servicio al Cliente Virtual. ¡Un tiro!

Bueno, ya debes estar tan cansada como yo. Solo recuerda NO HACER CLICK EN SEND…si tienen tu tarjeta de crédito en file…te has podido...

Mañana nos vamos shopping para amueblar la casa justo a tiempo para la navidad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

La muerte del romance.

El intento por encontrar a la persona ideal como pareja es de gran preocupación para muchos, aunque nos empeñemos en negarlo. ¿Quién no busca un romance? ¿O disfruta de ese “rush” cuando llega la llamada deseada? ¿Un email? ¿Texto?

Dicen que “el que espera desespera” pero mejor aún, “el que busca encuentra”.

He visto como esas historias de noviazgo, las acompañadas con elementos de suerte, ie. cuando menos te lo imaginas, en algo de trabajo o el codiciado “Helloooo 3B” o sentado a tu lado en el avión … nos fascinan. Gustamos de darles replay una y otra vez. Se convierten en lo que llamo leyendas urbanas.

¿Por qué?  Sencillo, es el milagro de las feromonas o esas señales químicas elaboradas por nuestras glándulas sexuales que estimulan la atracción sexual.

Oye, tampoco pienses podemos ir por ahí oliendo las feromonas de otros lo que si, nos impactan y llevan a tener una reacción tipo sexual. Dicen los científicos que aquellos con secreciones de feromonas más altas, poseen un mayor atractivo sexual. ¿Qué hago sudo más?

Y yo creyendo lo que decía mi peluquera, “Es que ella es más facilita que tu”. Bueno, en fin aquello de que “la suerte de las feas la desean las bonitas” es una falacia.

Ahora si está buena la cosa. No solamente la piña está agria sino que dependemos de que el bendito cerebro suelte lo que tiene que soltar cuando le de la gana. Entiendo, no hay alternativas. Estamos a la merced de la llamada “química”, amor a primera vista o esa famosa cuestión de piel que hace sintamos una especial atracción sexual por determinadas personas.

Ante esta disyuntiva ¿qué remedio nos queda? ¿A dónde dan el curso para aprender?

Lo último en la avenida - agencias que realizan a sus clientes análisis de DNA para encontrar las personas con un olor natural que de seguro amarás.

Esto significa la muerte del romance. Bota de inmediato todos los libros de como pescar a tal o más cual de un signo zodiacal, ahórrate la matrícula  en cursos de intereses en común, cancela la subscripción a E Harmony o tumba la presión a tus amigos para que te presenten un amigo disponible.

Arranca pa’l laboratorio más cercano, dales tu muestra de sangre y exige la metan en la computadora. Suerte encontrando tu “perfect match”.

Si fuera así de fácil, Maripily, esa empresaria ejemplar, tendría la franquicia montá.