domingo, 18 de noviembre de 2012

Un cuento de hadas.


Erase una vez un reino en medio del mar habitado solo por príncipes y princesas. Todos gustaban de ir a fiestas y detestaban perderse alguna aunque de bautizo de muñecas se tratara.

Este reino se llamaba Macondo. Era chiquitito por lo que todos en la corte se conocían. Lo que distinguía a este reino de todos los demás en el mundo mundial, es que no habían lacayos porque todos sus habitantes eran de sangre azul.

Hasta que un día, así de la nada, llegó la primera invasión de los "coítres", nombre dado a una tribu de trepadores, que cual planta tropical que les da el nombre no existía herbicida para liquidarles. Y así, poco a poco y sin que los de sangre azul se dieran cuenta, la tribu de bárbaros hizo su hueco en la sociedad.

Y como yerba mala no muere pronto, los "coítres" perfeccionaron el arte de trepar dominando la estrategia del "+1". Pedían pon a los nobles invitados a los distintos palacios ofreciéndose acompañarles, no sin antes volver a llamarles  para confesar no habían sido invitados. Los de sangre azul, educados y propios, no daban crédito a tal aberración social, eligiendo quedar mudos y haciendo de tripas corazones y con la frente en alto, hacer entrada triunfal de la mano de  un "coítre".

Otros, aprovechaban a las princesas, quienes careciendo de consortes, aceptan el ofrecimiento de aquellos, que intercambiando invitación por hacer de "chevalier servants", les bailaban cual trompos permitiéndoles lucir por el salón sus hermosos numeritos de galas.

Con el pasar del tiempo, los "coítres" pensaron eran dueños de la sociedad en el Reino de Macondo. Hasta que un día los príncipes y las princesas, hartos ya de tanta pretención, se dieron a la tarea de recobrar su reino. 

Uno a uno fueron acabando con los "coítres" trepadores, cafres y pretenciosos que sin vergüenza o reparo abusaron de la generosidad de los habitantes del Reino de Macondo.

Dieron por terminado tan horrible invasión porque en el infierno grande que es este reino pequeño, todos saben quien tiene dinga y quien mandinga. Además,  la rana es y por siempre será rana. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.*

* Nota aclaratoria. Es un sueño. La cafrería, los colaos, y los +1 siguen reinando en Macondo. Los príncipes y las princesas aún no salen de su asombro. ¿Conoces algún coítre?


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