sábado, 9 de abril de 2011

Hit. Enter.



En épocas pasadas preservar la intimidad y los secretos quedar bajo las piedras era lo más fácil del mundo.

Más tarde, era asunto de no enviar  cartas hasta consultarlo con la almohada, igual no hacer esa llamada sin antes pensarlo bien.

Hoy todo esto es historia antigua. “Hiit, enter” llegó a nuestras vidas y esto se …..

Las pasiones que nos rigen son las mismas, igual las virtudes y nuestros defectos. El sentimiento de frustración, coraje, indignación – con y sin razón – nos entra por los pies con el calor y fuerza de siempre que no más llegar a la cabeza nos quiere estallar.

Lo diferente es “hit, enter”.

Noticiones emocionan, tragedias arrancan lagrimones, injusticias siguen aflojando estas rodillas. Exploramos lugares nuevos, descubrimos sabores y compartirlos es imprescindible.

Ahí está “hit, enter”.

El Iphone, la Blackberry y esa laptop que acurrucas bajo la almohada borran en un segundo soledad, la tristeza oprime menos y aligeran el corazoncito.

En la punta de los dedos “hit, enter”.

Ha sustituido para siempre la punta de nuestra lengua. Pero de pronto, este pensamiento me da miedo.

Si antes podíamos mordernos la lengua, pensar antes de escribir, medir nuestras palabras, enfriarnos ante el coraje, aguantarnos las ganas de gritar - “hit, enter” ha dado fin a esto.

En momentos de grandes pasiones, algo que los boricuas vivimos varias veces al día, quereremos compartir lo bueno, lo malo, injusticias, abusos, ridiculeces, levantar bandera roja ante el peligro etc., etc., etc., con el mundo entero.

Esa camarita de fotos, de video y grabadora tan chiquitita y facilita de usar nos ha transformado en Anderson Cooper. Somos reporteros desde el punto del globo donde nos encontramos.

Pero ¿pensamos antes de “hit, enter”? El deseo de compartir, de conectar ¿nos permite medir sus consecuencias? ¿Decimos verdades o a medias? 


Gracias a la tecnología y las redes sociales ¿somos mejores o peores personas? ¿Destruimos o construimos?

Mientras en países oprimidos le dan uso en busca de la libertad, igualdad de género y fin al abuso, nosotros - seres libres de corazón, expresión y residentes en democracia - ¿qué hacemos con estas herramientas más poderosas que cualquier arma de destrucción?

Luego de repasar bbms, textos, emails, muros en Facebook y Twitters, descubro que en este siglo 21, igual que en los pasados, consultar con la almohada, contar hasta 10 antes de hablar, tragar gordo, respirar profundo sigue siendo imprescindible antes de “hit, enter” y lanzar los pensamientos al viento de efecto multiplicador del Internet.

Nunca ha sido más cierto sentarte en la manos un buen rato. Creo aplica aquello de primero, piensa. Luego, hit, enter. ¡Aquí va!






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