domingo, 21 de agosto de 2011

Ritos de sociedad.


¿Alguna vez has pensado en nuestros rituales de sociedad? Yo hasta el día de hoy no mucho. Una invitación a un “baby shower” me dió la oportunidad de hacerlo.

En una casa hermosa, a todo lujo, sin faltar detalle, caminaba entre coches, niños, abuelas, y por supuesto, esas madres jóvenes “mega ultra fashion”.

Mientras saludaba, recordaba la frase de Mami – “todo tiene su momento”. Me maravillan estas chicas profesionales y a la vez madres y esposas. Asumo lo consiguen con dificultad pero movidas con la energía que te da el ser jóven.

Siguen tratando de no hacer mucha barriga en el embarazo, al ponerse la mini para salir es sin que el marido las vea para que no las regañe (curioso porque el es el mismísimo que se le van los ojos tras cualquiera con un buen par de piernas) y se visten y arreglan de show.

Si algo me impactó fue la ausencia de nanas. Curioso porque las pueden pagar. La diferencia estriba en que esta generación trabaja y mientras tienen quien les cuide los niños en la semana, a las fiestas los llevan ellas, los atienden y en compañía de las abuelas, listas a presumir de nietos, un refuerzo por si acaso. ¡Me encantó!

Compartí con estas mujeres llenas de sentido de humor, inteligentes, capacitadas y mientras muchos nos preocupa la crisis financiera global, la criminalidad y cuan malas están las cosas, ellas se concentran en sus niños, su profesión y en ser felices. Tal vez sin alternativa, pienso yo.

No todo es perfecto en suburbia. Siempre hay par de grietas. Ya algunas han pagado estupideces de los maridos, otras barajean con sabiduría el que sus hijos tengan 6 abuelos – gracias a los divorcios y vueltas a casar - una que otra lleva la cruz de aguantarse a su madre vestida como adolescente, y por supuesto, las hay que necesitan un galón de agua para tragarse la suegra y viceversa.

Las encontré muy seguras de lo que quieren, tienen y añoran. Se ven perfectas. Igual, los niños. Pero en medio de todo el glitz, los mozos, el champagne, flores y encajes me pregunté ¿cómo manejarán los vaivenes que les esperan?

¿Serán iguales a mi generación? ¿Perderán sueño por infidelidades o se tomarán una Klonopin y se sueltan la melena? ¿Cómo enfrentarán los problemas económicos? ¿Las crisis de la adolescencia de esos bebés de show? Tendrán el apoyo del marido o ¿ya estarán divorciadas y vueltas a casar?

Quien sabe…esa es la interrogante que no cambia con las generaciones. Estoy segura que la mayoría lo enfrentarán mejor que lo he hecho yo. Tienen más calle, más experiencia temprana. Ellas saben que la vida es rosa porque de ese color “la pintamos” y la cama tiene pétalos, porque son ellas quienes los ponen.  

Nosotros nos encargamos de quitarles la inocencia, de matar el mito que todos somos felices y comemos perdices. Han vivido nuestros fracasos a puerta abierta y sin querer queriendo, les abrimos los ojos tal vez con demasiadas realidades.

Que tal si mejor dejo de pensar tanto, destapo la champaña para con una mimosa brindar en esta mañana dominguera por ellas… ¡la nueva generación de mujeres boricuas!


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