domingo, 5 de diciembre de 2010

Lo dijo Hernán Cortés….

Es triste. Estamos claro, no queda más remedio que terminar. Lo vemos a diario. 

Nunca he sido parte ni testigo de una ruptura con triunfador. Aquí el perdedor no está solo, siempre tiene compañía. Nadie gana, todos pierden.

El otro día en grupo, hacíamos un análisis sobre el final entre unas amistades en común. La ruptura no había dejado indiferente a nadie. Esta, al igual que muchas otras, tenía todos los ingredientes imprescindibles para conventirla en lo que era “El culebrón del momento”.

Nadie sabía el motivo, el “smoking gun” imposible de encontrar, por lo que dije, “Al final, todo se sabe”. Ni modo, nadie pudo averiguar. Pasó el tiempo y dejamos de hablar del tema. Habían noticias nuevas, chismes fresquesitos para entretenernos.

Hasta ayer. Retomando el tema supimos el porqué del final entre nuestros amigos – una tontería. ¡Que desilusión!

Por semanas todos pensando las razones eran de peso, alguien habia hecho una acción abominable. ¡NO!... sencillamente… un ataque de coraje, una mala interpretación. 

Ambos habían visto y analizado todo a su modo, sin tener todos los elementos de juicio, siempre asumiendo lo peor, nunca lo mejor.

O sea, la misma imbecilidad de todos nosotros. Rompemos amistades, destrozamos recuerdos y momentos que nos tomó tiempo y mucho esfuerzo. Al querer dar vuelta atrás, la vida nos muerde el culito porque se nos hizo tarde.

Abrimos la boca, dijimos lo que nos dió la real gana, nos tiramos al lodazal cual cerdos, y total…para llorar en silencio el adiós de un amigo.

Decidimos todos analizar las veces que hemos roto “por la calle del medio”. Al menos de las que recordábamos.

Honestamente, la mayoría eran “evitables”. Unas pocas, sin arreglo. Las demás, el tiempo pasó o al querer sentarnos a hablar …llegamos tarde. El ego, junto al diablito verde sentado en la oreja izquierda, ya habían hecho sus estragos.

Sin remedio, abrimos el closet de par en par para meter un esqueleto más o barrer la basura debajo de la alfombra. Así "out of sight, out of mind".

En conclusión, para la próxima, mejor tener más calma antes de hacer "un Hernán Cortés" y quemar las naves. Ya aprendimos no hay vuelta atrás. Nos quedan consecuencias y daños colaterales. Bastante caro ¿no?

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