martes, 7 de diciembre de 2010

Menos bicha. Más astuta. La fórmula para el éxito.

He observado que muchas de las mujeres jóvenes profesionales tienen una gran capacidad para ser bastante desagradables cuando menos te lo esperas. Las escucho y pienso ¡qué confundidas están! Se expresan y actúan como si estuvieran  regañando a sus hijos o peleando con el marido.

Bueno, ninguna de las dos. Las mujeres profesionales obviamente tienen bastantes más presiones que los hombres. Muchas son madres, esposas, empleadas domésticas, choferes, handyman y sabe Dios cuántas cosas más pero…en el ámbito profesional, esto no le importa a nadie.

En los negocios tenemos que ser más hombre y menos mujer. Me explico. Hay que tener la sangre fría, literalmente aguantar como macho, tener astucia, una buena dosis maquiavélica y ser la más flemática del universo.

Por naturaleza, nosotras somos apasionadas, impulsivas y cuando nos sentimos presionadas o acorraladas, nos invade la bichería y esto se fastidió.

Caemos en ese patrón de comportamiento donde nos cegamos y perdemos perspectiva. Estamos analizando y pensando con nuestra siquis femenina, la mismísima que en estas situaciones no lleva a buen puerto.

Esta nueva generación tiene como ejemplo otra anterior, incluyendo a muchas de nuestras madres, a quienes vimos luchar desde posiciones, en su mayoría, de nivel gerencial intermedio. ¡Qué mucho tuvieron que aguantar tras una maquinilla, un escritorio de recepcionista, frente a una pizarra o simplemente de ayudante! Menos eran las abogadas o doctoras, en fin, jefas o dueñas o señoras del negocio.

Gracias a Dios, le pegamos un puñetazo al techo de cristal corporativo haciéndolo añicos. Hoy las mujeres mandamos como machos. Pero todavía nos queda mucho por aprender.

Los hombres son como los políticos. Se entran a las bofetadas, se llaman de todo para luego irse de tragos como mejores amigos. ¡Ah! Nosotras no. La peor enemiga de una mujer es otra mujer. Preferimos abanderizarnos con un hombre, mucho antes que aliarnos con otra.

Hay que aprender a ser equipo, no contrincante…porque en la unión está la fuerza. A discutir con argumentos de peso y no con la pasión del corazón. Analizar con el cerebro y no con el sentimiento. Saber cuando callar para no hablar de más. A escoger la batalla para ganar la guerra.

Al actuar como una auténtica bicha, damos más pasos hacia atrás que hacia adelante validando las críticas del sexo opuesto…y ¿sabes qué? Tienen toda la razón.

Mantengamos nuestro centro, seamos más flexibles y menos obstusas. Cedamos un poco para ganar un mucho. Busquemos el equilibrio y olvidemos los extremos. Seamos más racionales y menos viscerales.

Si somos más astutas y menos bichas, triunfaremos. Recordemos - la mejor estrategia es confundir al enemigo. Y en esto las mujeres, hemos sido siempre las campeonas.

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