martes, 21 de diciembre de 2010

Yo por un carril. Tu por el otro. En direcciones opuestas.


Escuchando las noticias de los problemas entre estudiantes y la policía es suficiente para aguarles las fiestas a cualquiera.

La mismísima novela de los 60, 70, 80, 90 y la primera década del siglo 21. Lo único que cambia es el nombre de los estudiantes y el de las autoridades. Las primeras planas, los comentarios en radio, los padres solidarios y aquellos reclamando su derecho a graduación, un playback de todo lo antes dicho.

El resto de nosotros, igual. Decimos, chismeamos, texteamos, chateamos atrincherados en nuestra postura. La minoría ruidosa vs. la mayoría silente.

Pienso que ahora mismo esto no tiene solución. Cada parte con pies de cemento en su postura. Aquí hay que buscar al Arcángel Gabriel, que al igual que anunció a María sería madre de Jesús, es el único que puede hacer el milagro, o solo Dios.

¿Qué tiene que imperar? El interés de la mayoría, el benestiar plural y el derecho de todos. Igual que ellos tienen derecho a protestar, los otros tienen derecho a estudiar en paz.

¿Qué dice de nosotros como pueblo que mientras en Río Piedras están a palo limpio en Plaza Las Américas hay tapón para ir Xmas shopping? ¿Significa que no nos importa o que estamos tan hartos que impera la indiferencia?

¿Y Puerto Rico – mejor o peor que el resto? Basta leer los diarios internacionales o ver cable para saber que todo está patas arriba. Los islamitas implosionándose por todas las capitales, los separatistas de cada nación a tiro limpio y nosotros, viviendo la versión boricua de las crisis mundiales. 

Si vemos un video, ¿sabes cual es Puerto Rico, Afganistán, Londres, París o el Medio Oriente?

La diferencia es que aquí es boricuas contra boricuas. No tenemos islamitas, jihads, o llámalos como quieras. Es hermano vs. hermano. Horroroso, casi una guerra civil. La tragedia más grande de un pueblo.

¡Ay Dios mío! ¿Esta va a ser nuestra linda navidad?

La realidad es tan triste que por eso hay tapón para entrar a todos los centros comerciales. Yo hoy cuando me levanté, abrí la puerta de entrada y grité – Good morning Vietnam!!!!!!!!

Porque este, definitivamente no es ¡MI PUERTO RICO!


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