sábado, 20 de noviembre de 2010

Made in Puerto Rico. El red carpet.

Aquellos que piensen los red carpets son invención de Hollywood o los grandes festivales de cine europeos….¡¡wrong!! En Puerto Rico es cosa de un montón de décadas. Para tu sorpresa, empezaron en los pueblos cuando el mundo era bien diferente a este que nos ha tocado vivir.

Como contaba en otra ocasión, los pueblos tenían casinos. Cuando en estos se daban los bailes - todos de smoking, luego etiqueta - los no socios y la masa del pueblo se arremolinaban en las aceras, incluso en la calle como noveleros. ¿Recuerdas la palabra? Ya no se usa porque hoy todos somos VIP.

De regreso a novelerear (no confundir con la acción de ver novelas en la tele). La gente se apostaba en las inmediaciones del Casino para ver llegar a los invitados. Imagina la algarabía que se montaba cuando los de “afuera” se emocionaban al ver llegar a sus conocidos que iban ¡“adentro”!

En mi familia materna hay una historia que hasta al día de hoy cuando la recordamos, nos embruja igual o más que si la escucháramos por primera vez. 

Antes de la llegada de las “Misses”, entendamos Miss Universe, Miss Mundo y para de contar, existían las coronaciones. Cada casino tenía su reina, igual de carnaval. Creo que hoy sigue en el Caparra y en alguno que otro club.

Cuenta la leyenda familiar que Mami y Papi, ya casados, se preparaban para ir al baile de coronación de la reina del Casino de Coamo. Estos eran preparativos con un ritual mucho más complicado y rígido que los nuestros para las galas.

Decidir el traje que te iba a coser la modista o encargarlo a la “personnal shopper desde New York” requería más planificación y organización que la utilizada por los generales contra las guerrillas de Osama en Afganistán. 

Recuerda, tampoco había laundry. La actividad pre fiesta en las casas era vertiginosa. Las planchadoras almidonando camisas de etiqueta hasta que quedaran más tiesas que un muerto, la plancha con mucho vapor para eliminar las arrugas de la etiqueta…. Los pelos, había que hacerse los “ringlets” desde temprano para que el pelo te cogiese bien la vuelta o la muchacha con loción en mano haciendo las ondas… Imprescindible - la modista en la casa para aquellos improvistos  – un botón, un zipper, un ruedo suelto…..

Resulta que mi Tía Carmín, la más bonita de las hermanas Santini, no iba al baile de Coronación del Casino porque no tenía partner. ¡Horror! “Te vienes con Gonzalo y conmigo”, le dijo Mami. “Papá y Mamá también van. No seas boba”.

Nada, la pudo convencer. Y así, como por arte de magia, por Titi Carmín se activó el plan familiar de emergencia – corre que corre refrescando un traje largo, que si turbo con el pelo. En fin, Titi Carmín hizo su entrada al Baile de Coronación tan bella como siempre en compañia de mis abuelos, de mis padres. Era tan famosa por lo bonita que la falta de un “partner” no opacó su caminar esa noche por el red carpet de Coamo.

Todos los noveleros gritando, “Ahí va Don Quito con la familia”. Y Mami, "Ves Carmín, lo que te ibas a perder".

La reina del Casino también estaba bella porque, “Mira que Elba Emmanuelli era guapa y simpática”, siempre contó Mami. El rey, en frac, era el mismísimo Jorge Negrete, un Erroll Flynn (los George Clooney de ese entonces).

Tan pronto terminaron de coronar a la Reina Elba, algo pasó que cambió la vida de muchos. Al terminar el vals de apertura, el rey caminó hasta donde mi Tía Carmín y la sacó a bailar. Nunca regresó donde la reina. Se había enamorado perdidamente y por el resto de su vida.

Cuentan que en ese momento y como pólvora, corrió la noticia del “plantón real” cuando entre los noveleros se escuchó a Pilar, la cocinera de mis abuelos, gritar como loca, “El rey plantó a la reina por Carmín”. Vez, tras vez, tras vez.

Así la historia del noviazgo de mi Tío Renán, el rey, con mi Tía Carmín se convirtió en leyenda urbana "Coamo style". En otras palabras, es como si el Príncipe William dejara a la Kate plantada en medio de una fiesta para irse a bailar con otra. ¡Tremendo escandalito!

El red carpet de la coronación se repitió un tiempo después cuando el pueblo en pleno fue a novelerear la boda de Renán y Carmín. Otra vez repetían la historia de como la pareja se había conocido, “Es que Renán dejó plantada a la reina en su coronación  por Carmín”.

Y ¿que pasó con Elba, la reina abandonada? Sepan se casó muy bien con un médico de mucho prestigio. La vida volvió a unirla con mi Tía Carmín y Mami.  Ya casadas terminaron viviendo en el mismo vecindario. Sus hijas, mis primas y yo nos criamos juntas, amigas al sol de hoy, y siempre nos fascinó repitieran mil veces la historia del “plantón real”.

¿Te imaginas esta historia hoy? Noooooo, imposible. Los red carpets de esta época son muy diferentes. Ya no hay noveleros. Todos están adentro.

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