jueves, 4 de noviembre de 2010

¡Qué mal nos va!

Leía el otro día que los hombres menores de 60 habían perdido sus modales. El caballero en corcél blanco galopando a salvar del peligro a su damisela quedaba definitivamente en el pasado.

¿Es cierto? En su mayoría, sí. En Puerto Rico, parece que el último caballero andante fue mi ex-vecino Juan Ponce de León.

Se te vacía una goma y luego de media isla tocarte la bocina y darte el dedo, porque estás bloqueando el tráfico, y tienes la suerte que un alma buena venga a socorrerte de seguro es mayor de 60.

¿Qué me dices cuando no te prende el carro y preguntas, “Tienes un jumper”? Los jóvenes te miran como si hablaras en chino, o peor, piensan le quieres cachetear la última pepa de moda. Te salva la pareja de viejitos que en el baúl del carro tienen hasta flashlights porque, “Doña, uno siempre debe estar preparado”.

¿Y cargando las bolsas de la compra mientras negoceas con la cartera en busca de las llaves? Si te viras a mirar quien te dice, ¿"La puedo ayudar”? Fíjate, segurito más de 60.

Observa a las recién paridas tratando de poner al baby en el car seat, doblando el coche y con la bolsa de tereques en el piso. No la ayuda ni el del valet que le costó al menos $10 en Plaza y $25 en un hotel. El empleado que la ayuda es el hombre mayor, los jóvenes le cogieron la propina y a “juyir Crispín”. “Pa’ eso está el viejo”, piensan.

Para rematar, presta atención cuando un “senior” está cruzando la calle. Solo escuchas bocinazos y gritos de, “Coño, avanza que voy tarde. ¡Jodío viejo!”. Confirmado. Ahí, otra vez una cara jóven vociferando improperios.

El problema no es solo Puerto Rico, es global. Lo que sucede es que en nuestra isla lamentablemente pasa todo el tiempo sin diferencia de clase. Y como somos 100 x 35…lo peor, lo peor es cuando te viras y descubres  que el grosero, mal educado, desconsiderado y mal nacido... TU LO CONOCES.


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