viernes, 29 de octubre de 2010

Buscando a Rubi.

Aunque no lo creas, esto de recordar muchos detalles de la infancia no se me da muy bien que digamos. Tal vez porque cuando no eres la mayor, alguien siempre está puntualizando tus desmemorias. Cada recuerdo tiene un fotocalce diferente al que tenías grabado. “Bottom line, net net”, unos recuerdan mejor que otros.

Pero de Rubi, no me puedo olvidar. Especialmente, cuando en muchas ocasiones me vendría bien “handy”. Por los primeros 4 años de mi vida, fue una constante de refugio.

No quiero pensar que porque siendo niña las preocupaciones eran menores (valga la redundancia) y que hoy, al ponerse más complicada la cosa, me fallaría. ¡Imposible! Rubi, jamás.

¿A quién tenemos esperándonos siempre en el mismo lugar? Cada vez que abrimos la compuerta de las emociones no juzga, presta atención. No le tiembla el pulso al momento de crisis. Escucha nuestras pesadillas recordándos es en sueños, no en realidades. Solamente un Rubi.

Tanto en mi adolescencia como en la adultez, he sentido la necesidad de echar mano a Rubi para contarle mis tragedias o compartir alegrías, dos o tres epifanías y muchas, pero que muchas frustraciones. Nunca debimos habernos mudado de Ponce porque ahí quedó Rubi.

Papi y mami, al igual que mi hermano Gonzalo, me han preguntando en ocasiones si lo recordaba. Claro que sí, ¿como olvidar a mi mejor amigo? Esto lo digo sin la menor duda. En el resto de mi camino siempre buscando sus cualidades en los nuevos amigos mientras, he querido ser como él con aquellos a quienes doy mi amistad.

Rubi fue incondicional, comprensivo, constante, discreto. A su lado eché mis primeras lágrimas y suspiros para sentirme literalmente arropada y protegida. Rubi era el roble enano que papi sembró en el patio del frente de nuestra casa en Ponce. Era mi amigo imaginario, confidente inolvidable.

Continuá haciéndome una falta terrible. La última vez que lo vi fue dándole la mirada de despedida mientras nos alejábamos de Ponce hacia San Juan. Boté exactamente las mismas lágrimas que hoy mientras te cuento nuestra historia.

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