martes, 19 de octubre de 2010

¿Qué tienen ellas que no tengo yo?

Siempre me han fascinado las revistas. Quizás porque vengo de una familia de grandes lectores, quienes por no perder la costumbre se desayunan hasta los clasificados. No recuerdo un solo momento de mi vida cuando no me he dormido rodeada por revistas.

A través de los años, mi gusto ha evolucionado dejando atrás los Billiken y Vidas Ilustres, los únicos permitidos durante la infancia. Me gradué a Life y Look, para luego integrar Saturday Evening Post, Time y Newsweek. Me mataban los reportajes de Sinatra y su Rat Pack en Las Vegas, siempre rodeados de mujeres cuajadas de brillantes y forraditas en las pieles más fabulosas.  No muy “classy”, pero bien Hollywood.  Estaba “hooked on glamour”.

Un día mi mundo cambió radicalmente. Papi empezó a leer el Sunday New York Times. Esto marcó mi “point of no return”. Descubrí los anuncios de Harry Winston, Van Cleef and Arpels, Tiffany, Cartier. Las joyas más hermosas del mundo estaban ahí, a la venta, muchas veces hasta con los precios.

Capté el mensaje - no eran para mirar, estaban diseñadas para comprarse. Esos pedruscos, esas aberraciones de quilatajes no existían en Puerto Rico. Realizé había muchas mujeres en el mundo que se levantaban y debajo de sus almohadas encontraban estos tesoros. Por primera vez me pregunté – ¿qué tienen ellas que no tengo yo?

A medida que los años fueron pasando, en viajes y estadías en los lugares más hermosos y sofisticados, he tropezado con ellas.  Oye, tan cerca como en NYC. Vestidas de couture de la cabeza a los pies y endilgadas con las mismísimas piezas de los anuncios “full color, full page”. Y me repetí – ¿qué tienen ellas que no tengo yo?

Olvidándome de Europa par de veranos atrás, visité East Hampton. Unos amigos me invitaron a su casa para Memorial Day Weekend, apertura oficial del “season”. Caminando por el pueblo y luego visitando sus amistades en las casas más espectaculares, conocí a muchas de las mujeres que habitan en ellas. Esas que también levantan sus almohadas y encuentran las cajas rojas, azules et al. Aquí, una vez más volví a preguntarme – ¿qué tienen ellas que no tengo yo?

Haciendo research para un cliente, estuve viendo las colecciones couture Primavera/Verano 2011 en NY, Paris, Londres y Milán. Ahí sentaditas en primera fila, asistiendo a las fiestas más espectaculares de aniversario de Cavalli, de French Vogue, estaban todas y quise insistir – ¿que tienen ellas que no tengo yo?

Hoy cogiendo un break en la ofi, vi Hola on line. Estaba la boda del Duque de Feria. Todo un lujo. Un derroche de glamour. Analizando los vestidos de las invitadas – Lanvin, Gianbattista Valli, Chanel, Valentino, Herrera, Fursternberg, Dior, no lo pude evitar – ¿qué tienen ellas que no tengo yo?

¿Quién me podrá contestar? Es ¿suerte? ¿karma? ¿destino? ¿una buena estrella? No se, pero no me tocó. Gracias, cigüeña. Me soltaste en Macondo.

1 comentario:

  1. Depende del punto de vista filosofico que quieras utilizar. Me gusta pensar en uno hermoso, que es el de las almas que se encuentran por un proposito en cierta vida especifica, segun su evolucion espiritual. Y creeme, Tilde, adoro ver las revistas y visitar la 5ta Avenida. Por poco colapso en las Bal Harbour shops. Por que crees que confecciono mis clutch y mi joyeria? Tengo en mis manos piedras y cadenas para soñar! Pero, de algo estoy segura. La felicidad es pura, profunda e interior. La contestacion es nada. En Macondo somos felices!

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